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estén anclados en ellos. El presente forma parte de
sus vidas tanto como el pasado. Muchas veces las
relaciones de los abuelos con sus nietos adolescentes
son más fluidas que las de los padres de los
adolescentes con los mismos;
- Los Mayores son infelices. No. Los hay infelices,
claro, pero también los hay , y muchos, felices, plenos,
orgullosos de cómo son y de cómo han sido,
satisfechos de lo que saben e ilusionados con lo que
les queda por aprender;
- Los Mayores deben retirarse ante los avances de la
juventud y del progreso. Falso. La innovación y el
empuje que trae consigo la juventud son
indispensables para todo adelanto social. Pero
también lo son la experiencia y el saber hacer que
tienen en sus manos los Mayores.
Los estereotipos son peligrosos y hay que procurar
superarlos, ya que de lo contrario pueden acabar
cumpliéndose en profecías autocumplidas.
Suele considerarse de manera convencional “mayor” a
toda persona que cuente con 65 o más años de edad. Esta
decisión es arbitraria. ¿Por qué no son los 60, o los 70 años el
límite inferior de la vejez? Probablemente ello ocurre por lo ya
tratado más arriba, la unión de ancianidad con jubilación,
asociación que conlleva directamente al estereotipo “los
Mayores son pasivos”. Y de entrada, hasta la misma
asociación indebida de ideas está caduca, puesto que hoy por
hoy muchas personas se jubilan antes o después de los 65
años, eso sin contar las numerosas personas que no dejan de
estar en el mercado laboral sencillamente porque nunca
estuvieron en él (por ejemplo, mujeres que han sido
cuidadoras y encargadas de la realización de las tareas
domésticas, que a los 65 años no solo no se han jubilado sino
que de esas tareas domésticas no se jubilarán nunca).
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