Actas da - Xunta de Galicia

Terminología y lenguas minoritarias: necesidad, universalidad y especificidad
más adecuados. Y para comunicar los conceptos especializados no hay duda de
que el medio más adecuado son los términos, porque han sido acuñados precisamente
para denominar un concepto preciso que ha sido aceptado explícitamente
(a veces no tanto) por la comunidad experta que debe utilizarlo.
Es evidente que las comunidades innovadoras en el campo industrial, tecnológico,
científico o de servicios vehiculan la representación y difusión de esta
innovación a través de terminología precisamente acuñada para ello. Disponer
por lo tanto de terminología de manera natural en una lengua depende inicialmente
del grado de innovación de la sociedad que la habla. Pero hay una hecho
incontrovertible: únicamente el uso sistemático de una lengua para una temática
puede hacer actualizar los mecanismos de creación neológica, y aun así no es
muy frecuente. Pero se trata de la única vía si confiamos en que los usuarios de
una lengua han de crear libremente los términos.
Hemos dicho que la necesidad de disponer de terminología para temas propios
del mundo industrializado es especialmente relevante en las comunicaciones
internacionales entre o con comunidades tecnológicamente desarrolladas. Si
es así, las comunidades que quieren participar de este marco necesitan comunicar
con él usando los medios vehiculares más convenientes. La terminología es,
para la expresión de los conceptos especializados, uno de estos medios.
Ahora bien, si hemos reafirmado una concepción de la terminología como
componente de las lenguas naturales, aunque compartiendo con recursos de
sistemas artificiales la expresión del conocimiento especializado, para poder
afirmar que una lengua es, no solo apta sino que posee los mecanismos necesarios
para crear recursos adecuados para la comunicación en todos los ámbitos,
debe disponer de terminología propia en cada campo.
Y si además hemos subrayado el interés de numerosos países por usar sus
lenguas propias en todas las situaciones, sin por ello renunciar a un intercambio
plurilingüe ni a una comunicación eficaz en determinadas situaciones, es lógico
que aboguemos por el desarrollo de la terminología en cada una de las lenguas,
con independencia de los mecanismos que cada lengua posea o se decida arbitrar
en el marco de una política lingüística.
En este panorama pues la terminología, en tanto que parte de las lenguas naturales
y el recurso más representativo de la comunicación especializada, creemos
que juega un papel estratégico en la reafirmación del plurilingüismo.
Nuestra propuesta es el mantenimiento de las lenguas naturales para comunicar
las especialidades siempre en el interior de cada país y, cuando sea razonable,
en la comunicación internacional. Para ello las lenguas deben poseer terminología
propia y actualizarla permanentemente.
Renunciar a las lenguas propias y adoptar una lengua única para la ciencia y
la técnica y las actividades económicas implica renunciar al derecho de las co-
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