Actas da - Xunta de Galicia

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Miguel Siguán
la ciencia y la técnica y también de las realidades sociales y políticas propias de
nuestro tiempo. ¿Están todas las lenguas en condiciones de hacerlo?
Hace años un destacado político expresó su escepticismo sobre que se pudiese
enseñar física atómica en catalán. Y la pregunta podía ampliarse a otros
campo, ¿es posible escribir un tratado de derecho financiero en catalán? ¿Es
posible escribir poesía a la manera de Rilke? La respuesta obvia es que no solo
era posible sino que ya hacía tiempo que se estaba haciendo. En 1934 durante
unos años en que la Universidad de Barcelona gozó de un estatuto de autonomía
había en su Facultad de Ciencias profesores que enseñaban en catalán la
teoría atómica que en aquel momento era una rigurosa novedad. Y se había publicado
un tratado de economía financiera en catalán. Y había poetas como
Rilke o el joven Vinyoli que claramente se inspiraban en Rilke. Pero la pregunta
podía repetirse para otras lenguas. ¿Era posible hacerlo en euskera? ¿y en
tagalo? ¿y en cebuano? ¿y en cualquier otra lengua?
Empecemos por el euskera. En 1934 no se podía explicar física atómica en
euskera porque no existía una Facultad de Ciencias en el País Vasco y no había
por tanto necesidad ni ocasión para hacerlo. Y por una razón previa todavía más
importante. Porque la lengua vasca no se había unificado ni se había modernizado.
Fue unos años después y en buena medida en relación con la fundación
de las ikastolas que se consiguió el acuerdo sobre una lengua unificada por encima
de los diferentes dialectos. Y cuando se realizaron esfuerzos importantes
para modernizar la lengua poniéndola en condiciones de absorber el vocabulario
científico y administrativo. Fue un esfuerzo nada fácil y que produjo sorpresas
e incomodidades. En buena parte porque en pocos años realizó procesos que
otras lenguas europeas han hecho a lo largo de siglos.
Pero si es cierto la dificultad del proceso también es cierto que había factores
que lo facilitaban y que en buena medida lo hacían posible. En primer lugar la
codificación y la modernización del euskera no han ocurrido por azar sino
como resultado de una voluntad colectiva de asegurar la supervivencia de la
lengua poniéndola en condiciones de ser utilizada en la enseñanza en todos sus
niveles y en la administración pública en todos sus ámbitos.
Y en segundo lugar porque esta codificación y esta modernización no han
significado una rotura cultural. Aun sin estar unificado el euskera hacía siglos
que se utilizaba en forma escrita pero sobre todo, y es el factor principal a tener
en cuenta, los hablantes de euskera en cualquiera de sus variedades formaban
parte de la sociedad europea y habían compartido su evolución cultural hasta
llegar a la industrialización y a la popularización de la técnica de modo que en
el momento de modernizar la lengua y discutir cómo se llamaría el teléfono en
euskera, los hablantes de euskera manejaban el teléfono exactamente igual que
sus convecinos hablantes de español. Y no solo manejan igual el teléfono o el
ordenador y conducen igual por la autovía sino que redactan de la misma forma
un contrato mercantil y entienden lo mismo cuando se habla de virus o de ga-