Actas da - Xunta de Galicia

¿Qué sabemos sobre el rendimiento escolar en contextos educativos bilingües?
obtuvo un 69% de respuestas y el catalán un 54% en el ítem que admitía más de
una respuesta (Consell Superior d’Avaluació, en prensa).
En razón de las fuertes corrientes migratorias existentes en este momento, las
situaciones de bilingüismo convencional entre nosotros toma nuevas
perspectivas, puesto que ya no se trata de lenguas que comparten un mismo
territorio desde tiempos históricos y que tienen la consideración de cooficiales,
sino que ya aparece un número significativo de alumnos procedentes de
territorios más alejados y con lenguas también alejadas de las nuestras.
La situación será bien distinta, por supuesto, si se trata de alumnos que se
incorporan tempranamente al sistema educativo del territorio de adopción o si
su incorporación es más tardía. La primera cuestión a resolver será el decidir en
qué lengua de las dos oficiales se realiza la transición a la escolarización
ordinaria. Y otra cuestión será la posibilidad efectiva de seguir cultivando la
lengua familiar de origen.
En nuestro contexto contamos aún con pocos estudios relativos a la incidencia
de la lengua escolar sobre las poblaciones inmigrantes de lenguas alejadas.
Pero una orientación primera de la situación lingüística social lo puede dar un
estudio realizado sobre una muestra de población inmigrante marroquí de segunda
generación (Ballarín / Pérez 1999), que indica que en las relaciones familiares
el idioma más empleado es el árabe (90% de los hombre y 94% de las
mujeres) y luego el castellano; fuera de la familia, los hombres emplean el castellano
en un 85%, el árabe en un 12% y el catalán en un 3%, mientras que para
las mujeres los porcentajes son, respectivamente, el 83%, el 5% y el 12%. Si
hablamos de habilidades lingüísticas resultan los siguientes porcentajes respecto
al catalán: lo entienden el 58%, lo pueden leer el 29%, hablar el 17% y
escribir un 15%. Como se advierte, se está lejos de lo que pudiera considerar un
pleno dominio de la lengua propia de Catalunya.
En un estudio de caso realizado en una escuela de Terrassa, en un barrio de
fuerte inmigración marroquí, se constató que no obstante emplear el catalán en
el aula de acogida de los alumnos marroquíes para así facilitar la inserción escolar
plena posteriormente, puesto que el idioma castellano es el habitual entre
los alumnos autóctonos y también el ampliamente mayoritario en el barrio, el
resultado es que el castellano se convierte en la lengua habitual, apareciendo el
catalán como un mundo segregado de las relaciones sociales ordinarias, lo cual
trae como consecuencia una falta de motivación y de efectividad en su aprendizaje
(Peralta 2000)
Se puede afirmar que el entusiasmo manifestado en la defensa y uso de la
lengua que surgió en el primer decenio tras la dictadura franquista ha dado paso
a una posición más escéptica, y se opta por el catalán o el castellano según el
interlocutor y las circunstancias.
Resulta una obviedad repetir que la escuela no podrá por sí sola recuperar
totalmente el uso social de una lengua. Su actuación permite adquirir la
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