02.10.2012 Views

allende-i-casa-espiritus

allende-i-casa-espiritus

allende-i-casa-espiritus

SHOW MORE
SHOW LESS

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

La <strong>casa</strong> de los espíritus<br />

132<br />

Isabel Allende<br />

cualquiera otra cosa. Nicolás tuvo que desistir de sus contorsiones, pero la experiencia<br />

le sirvió para convertirse en el joven más popular de la temporada, el rey de las fiestas<br />

y de todos los corazones femeninos, porque mientras los demás estudiaban, se vestían<br />

con trajes grises cruzados y se cultivaban el bigote al ritmo de los boleros, él predicaba<br />

el amor libre, citaba a Freud, bebía pernod y bailaba flamenco. El éxito social, sin<br />

embargo, no consiguió disminuir su interés por las habilidades psíquicas de su madre.<br />

Trataba inútilmente de emularla. Estudiaba con vehemencia, practicaba hasta poner en<br />

peligro su salud y asistía a las reuniones de los viernes con las tres hermanas Mora, a<br />

pesar de la prohibición expresa de su padre, que persistía en su idea de que ésos no<br />

eran asuntos de hombres. Clara intentaba consolarlo de sus fracasos.<br />

-Esto no se aprende ni se hereda, hijo -decía, cuando lo veía concentrarse hasta<br />

quedar bizco, en un esfuerzo desproporcionado por mover el salero sin tocarlo.<br />

Las tres hermanas Mora querían mucho al muchacho. Le prestaban los libros<br />

secretos y lo ayudaban a descifrar las claves de los horóscopos y de las cartas de<br />

adivinación. Se sentaban a su alrededor, tomadas de la mano, para traspasarlo de<br />

fluidos benéficos, pero eso tampoco consiguió dotar a Nicolás de poderes mentales. Lo<br />

ampararon en .sus amores con Amanda. Al comienzo la joven pareció fascinada con la<br />

mesa de tres patas y los artistas pelucones de la <strong>casa</strong> de Nicolás, pero al poco tiempo<br />

se cansó de evocar fantasmas y de recitar al Poeta, cuyos versos andaban de boca en<br />

boca, y entró a trabajar como reportera en un periódico.<br />

-Ésa es una profesión truhán -dictaminó Esteban Trueba al enterarse.<br />

Trueba no sentía simpatía por ella. No le gustaba verla en su <strong>casa</strong>. Pensaba que era<br />

una mala influencia para su hijo y tenía la idea que su pelo largo, sus ojos pintados y<br />

sus abalorios eran los síntomas de algún vicio oculto, y que su tendencia a quitarse los<br />

zapatos y sentarse en el suelo con las piernas cruzadas, como un aborigen, eran<br />

modales de marimacho.<br />

Amanda tenía una visión muy pesimista del mundo y para soportar sus depresiones,<br />

fumaba hachís. Nicolás la acompañaba. Clara se dio cuenta que su hijo pasaba por<br />

momentos malos, pero ni siquiera su prodigiosa intuición le permitió relacionar esas<br />

pipas orientales que fumaba Nicolás con sus extravíos delirantes, su modorra ocasional<br />

y sus ataques de injustificada alegría, porque nunca había oído hablar de esa droga ni<br />

de ninguna otra. «Son cosas de la edad, ya se le pasará», decía al verlo actuar como<br />

un lunático, sin acordarse que Jaime había nacido el mismo día y no tenía ninguno de<br />

esos desvaríos.<br />

Las locuras de Jaime eran de muy diverso estilo. Tenía vocación para el sacrificio y<br />

la austeridad. En su ropero sólo había tres camisas y dos pantalones. Clara pasaba el<br />

invierno tejiendo apresuradamente prendas de lana ordinaria, para mantenerlo<br />

abrigado, pero él las usaba sólo hasta que otro más necesitado se le ponía por delante.<br />

Todo el dinero que le daba su padre iba a parar a los bolsillos de los indigentes que<br />

atendía en el hospital. Siempre que algún perro esquelético lo seguía en la calle, él lo<br />

asilaba en la <strong>casa</strong> y cuando se enteraba de la existencia de un niño abandonado, una<br />

madre soltera o una anciana desvalida que necesitara de su protección, llegaba con<br />

ellos para que su madre se hiciera cargo del problema. Clara se convirtió en una<br />

experta en beneficencia social, conocía todos los servicios del Estado y de la iglesia<br />

donde se podía colocar a los desventurados y cuando todo le fallaba, terminaba por<br />

aceptarlos en su <strong>casa</strong>. Sus amigas le tenían miedo, porque cada vez que aparecía de<br />

visita era porque tenía algo que pedirles. Así se extendió la red de los protegidos de<br />

Clara y Jaime, que no llevaban la cuenta de la gente que ayudaban, de modo que les<br />

resultaba una sorpresa que de pronto apareciera alguien a darles las gracias por un<br />

favor que no recordaban haber hecho. Jaime tomó sus estudios de medicina como una

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!