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La <strong>casa</strong> de los espíritus<br />
252<br />
Isabel Allende<br />
perlas del collar---. Supongo que ha venido para que le devuelva el favor que le estoy<br />
debiendo desde hace medio siglo, ¿verdad?<br />
Y entonces yo, que había estado esperando que ella me lo preguntara, abrí el<br />
torrente de mi ansiedad y se lo conté todo, sin guardarme nada, sin una sola pausa,<br />
desde el principio hasta el fin. Le dije que Alba es mi única nieta, que me he ido<br />
quedando solo en este mundo, que se me ha achicado el cuerpo y el alma, tal como<br />
Férula dijo al maldecirme, y lo único que me falta es morir como un perro, que esa<br />
nieta de pelo verde es lo último que me queda, el único ser que realmente me importa,<br />
que por desgracia salió idealista, un mal de familia, es una de esas personas<br />
destinadas a meterse en problemas y hacer sufrir a los que estamos cerca, le dio por<br />
andar asilando fugitivos en las embajadas, lo hacía sin pensar, estoy seguro, sin darse<br />
cuenta que el país está en guerra, guerra contra el comunismo internacional o contra<br />
el pueblo, ya no se sabe, pero guerra al fin, y que esas cosas están penadas por la ley,<br />
pero Alba anda siempre en la luna y no se da cuenta del peligro, no lo hace por<br />
maldad, todo lo contrario, lo hace porque tiene el corazón desenfrenado, igual como lo<br />
tiene su abuela, que todavía anda socorriendo pobres a mis espaldas en los cuartos<br />
abandonados de la <strong>casa</strong>, mi Clara clarividente, y cualquier tipo que llegue donde Alba<br />
contando el cuento de que lo persiguen, consigue que ella arriesgue el pellejo para<br />
ayudarlo, aunque sea un perfecto desconocido, yo se lo dije, se lo advertí muchas<br />
veces que podían ponerle una trampa y un día iba a resultar que el supuesto marxista<br />
era un agente de la policía política, pero ella no me hizo caso, nunca me ha hecho caso<br />
en su vida, es más testaruda que yo, pero aunque así sea, asilar a un pobre diablo de<br />
vez en cuando no es una fechoría, no es algo tan grave que merezca que la lleven<br />
detenida, sin considerar que es mi nieta, nieta de un senador de la República, miembro<br />
distinguido del Partido Conservador, no pueden hacer eso con alguien de mi propia<br />
<strong>casa</strong>, porque entonces qué diablos queda para los demás, si la gente como uno cae<br />
presa, quiere decir que nadie está a salvo, que no han valido de nada más de veinte<br />
años en el Congreso y tener todas las relaciones que tengo, yo conozco a todo el<br />
mundo en este país, por lo menos a toda la gente importante, incluso al general<br />
Hurtado, que es mi amigo personal, pero en este caso no me ha servido para nada, ni<br />
siquiera el cardenal me ha podido ayudar a ubicar a mi nieta, no es posible que ella<br />
desaparezca como por obra de magia, que se la lleven una noche y yo no vuelva a<br />
saber nada de ella, me he pasado un mes buscándola y la situación ya me está<br />
volviendo loco, éstas son las cosas que desprestigian a la Junta Militar en el extranjero<br />
y dan pie para que las Naciones Unidas comiencen a joder con los derechos humanos,<br />
yo al principio no quería oír hablar de muertos, de torturados, de desaparecidos, pero<br />
ahora no puedo seguir pensando que son embustes de los comunistas, si hasta los<br />
propios gringos, que fueron los primeros en ayudar a los militares y mandaron sus<br />
pilotos de guerra para bombardear el Palacio de los Presidentes, ahora están<br />
escandalizados por la matanza, y no es que esté en contra de la represión, comprendo<br />
que al principio es necesario tener firmeza para imponer el orden, pero se les pasó la<br />
mano, están exagerando las cosas y con el cuento de la seguridad interna y que hay<br />
que eliminar a los enemigos ideológicos, están acabando con todo el mundo, nadie<br />
puede estar de acuerdo con eso, ni yo mismo, que fui el primero en tirar plumas de<br />
gallinas a los cadetes y en propiciar el Golpe, antes que los demás tuvieran la idea en<br />
la cabeza, fui el primero en aplaudirlo, estuve presente en el Te Deum de la catedral, y<br />
por lo mismo no puedo aceptar que estén ocurriendo estas cosas en mi patria, que<br />
desaparezca la gente, que saquen a mi nieta de la <strong>casa</strong> a viva fuerza y yo no pueda<br />
impedirlo, nunca habían pasado cosas así aquí, por eso, justamente por eso, es que he<br />
tenido que venir a hablar con usted, Tránsito, nunca me imaginé hace cincuenta años,<br />
cuando usted era una muchachita raquítica en el Farolito Rojo, que algún día tendría