jóvenes, culturas urbanas y redes digitales - Artica – Centro Cultural ...
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Creación, socialización y nuevas tecnologías en la producción musical<br />
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El bajo costo y la diversifi cación de las herramientas han permitido que el músico iguale<br />
los estándares impuestos por la industria discográfi ca en cuanto a técnica de la grabación<br />
y calidad del audio, para lo cual este se apoya en tres elementos:<br />
• Computadora personal o de escritorio. Es a la vez ofi cina y centro de trabajo. Una<br />
computadora de escritorio que cumpla con las necesidades técnicas para trabajar<br />
audio de manera semiprofesional se puede obtener a un bajo costo (entre 1.000 y<br />
1.500 dólares e incluso menos si no es de marca), en comparación con el costo<br />
necesario para construir un estudio de grabación profesional (superior a los<br />
10.000 dólares). Esto facilita que los músicos trabajen sus ideas en la comodidad<br />
de su casa <strong>–</strong>o de viaje con una laptop<strong>–</strong>, facilitando la realización de proyectos alternos<br />
e incluso trabajar ideas sin tener una formación en notación musical.<br />
• Estaciones de trabajo de audio digital o DAW. Son programas para crear, grabar,<br />
producir y masterizar audio (Pro Tools, Reason, Ableton Live, etc.). Hasta fi nales<br />
de los noventa estos eran sólo accesibles para estudios profesionales y requerían<br />
de una costosa interfaz de captura de audio. Actualmente se puede obtener una<br />
interfaz por menos de 500 dólares con software incluido <strong>–</strong>incluso Apple ofrece de<br />
fábrica el software Garage Band desde 2004<strong>–</strong>, por lo que más músicos pueden<br />
competir técnicamente con los estándares de calidad de la industria. Así mismo,<br />
el desarrollo de VST o instrumentos virtuales permiten simular sonidos de instrumentos<br />
sumamente costosos como un piano, un sintetizador descontinuado o<br />
una orquesta. Además, hardware como el iPad es utilizado por los músicos como<br />
“controlador” para interactuar de manera más natural con el sonido en presentaciones<br />
en vivo, tal como hacen los mexicanos de Tijuana Sound Machine.<br />
• Plataformas en línea y trabajo en nube. Nuevas formas de concebir la propiedad<br />
intelectual, tal como ha ocurrido con el surgimiento de las licencias de “algunos<br />
derechos reservados” de Creative Commons han permitido a los creadores compartir<br />
e incluso apropiarse de otras obras para estimular procesos creativos a partir<br />
de la libre distribución y acceso a ideas y bibliotecas de sonidos y música. Esto<br />
ha fomentado el desarrollo de comunidades y proyectos colectivos como www.<br />
hitRECord.org, red social en donde cada uno de los miembros sube proyectos musicales,<br />
literarios y audiovisuales para que los demás los usen y reinterpreten. Así<br />
mismo, colectivos mexicanos, como http://www.tropicall.mx/, comparten fragmentos<br />
de canciones para que otros realicen remixes libremente.<br />
Tras el éxito comercial del formato MP3 a fi nales de los noventa, los últimos años han<br />
visto el surgimiento de infi nidad de herramientas y propuestas de consumo musical<br />
digital, estimulando diversas estrategias de acceso y distribución en Internet:<br />
• Descargas <strong>digitales</strong>. Tras la multiplicación de software para descargas P2P o de<br />
usuario a usuario (Ares, Audiogalaxy, Morpheus, Gnutella, Kazaa, Emule y LimeWire),<br />
los consumidores empezaron a encontrar en blogs y clientes torrent una