jóvenes, culturas urbanas y redes digitales - Artica – Centro Cultural ...
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Jóvenes, <strong>culturas</strong> <strong>urbanas</strong> y <strong>redes</strong> <strong>digitales</strong><br />
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des de realizar encuentros. La categoría de “espectáculo”, por tanto, tampoco es la<br />
más adecuada para describirlo, porque los participantes, usuarios de esas webs y <strong>redes</strong><br />
sociales, son a la vez observadores y observados, objetos y sujetos de las imágenes.<br />
Este juego es también un proceso de aprendizaje que forma parte de los procesos<br />
de encarnación contemporáneos, así como de las dinámicas de autoconocimiento e<br />
identifi cación donde están implicados personas (como fotógrafos, fotografi ados y públicos)<br />
y aparatos. Estas imágenes y actividades fotográfi cas que implican distintos<br />
individuos y dispositivos técnicos no sólo presentan y representan entidades que se<br />
encontraban ahí, sino que contribuyen a la confi guración y transfi guración de los cuerpos<br />
y de los sujetos.<br />
12.6 Intimidad pública<br />
Estas formas de presentación de sí, lúdicas y complejas, desdibujan la distinción entre<br />
público y privado de diversas maneras. Muchas de las fotos expuestas en webs de acceso<br />
público o intercambiadas entre desconocidos están hechas en cuartos de baño o<br />
dormitorios. A veces se trata de desnudos o imágenes eróticas, como en el llamado<br />
“sexting” ( juego de palabras entre sex y texting, la expresión inglesa para describir el<br />
uso de SMS) cuando los usuarios retratan partes de sus cuerpos y las envían por MMS o<br />
Bluetooth. Las transformaciones técnicas de las cámaras analógicas a las <strong>digitales</strong> incrementan<br />
el carácter privado de la fotografía, al eliminar el proceso de revelado, facilitando<br />
estas nuevas formas de publicitarse. Estas prácticas implican cambios en las relaciones<br />
entre privacidad e intimidad (Lasén y Gómez, 2009). Son formas de intimidad<br />
compartida, con cierto público, aunque no el público en general necesariamente, como<br />
en formas tradicionales y no occidentales de relaciones interpersonales. Un ejemplo de<br />
cómo la intimidad se mueve desde la “pasión por la privacidad” de la burguesía del XIX<br />
(Gay, 1984) al “poderío exhibicionista” (empowering exhibitionism) tal y como defi ne<br />
Hille Koskela la liberación de la vergüenza y la necesidad de esconderse que se produce<br />
al revelar nuestras intimidades (2004).<br />
Este aspecto liberador de la revelación de intimidades se reconoce a menudo de manera<br />
explícita. Si situaciones cargadas de afecto, desnudos e imágenes potencialmente embarazosas,<br />
ya no parecen serlo <strong>–</strong>a juzgar por cómo se muestran e intercambian<strong>–</strong> nos<br />
encontraríamos frente a un ejemplo de transformación del pudor. También se produce<br />
una modulación de la intimidad respecto de sus espacios, tiempos, situaciones, ámbitos,<br />
y también respecto de las personas con quien se comparte. Los blogs, <strong>redes</strong> sociales,<br />
páginas de contacto y foros facilitan que temas de conversación y prácticas considerados<br />
íntimos, relacionados con el cuerpo, lo doméstico, la sexualidad y los afectos,<br />
se compartan también con desconocidos, produciéndose por lo tanto una modulación<br />
de la intimidad y de los íntimos. Sin que sea posible defi nir una frontera estable y clara<br />
entre lo que es íntimo y lo que no lo es, lo que está protegido por las barreras del pudor<br />
y lo que puede ser revelado en público, entre los íntimos y los extraños. Entre las cate-