jóvenes, culturas urbanas y redes digitales - Artica – Centro Cultural ...
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Jóvenes, <strong>culturas</strong> <strong>urbanas</strong> y <strong>redes</strong> <strong>digitales</strong><br />
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Editores ofrecían e Books y descargas gratuitas. Otros exhibían libros, catálogos y revistas<br />
con refi nada calidad industrial al servicio de diseños novedosos, como los stands de la<br />
Fundación Jumex y el Museo Universitario de Arte Contemporáneo, publicaciones mexicanas<br />
como Código, La Tempestad y Revista Diecisiete, editada por el Instituto del mismo<br />
nombre que da cursos donde se intersectan el psicoanálisis y la cultura no académica. La<br />
mayoría reivindicaba el sentido lúdico y manual del trabajo editorial, declaraban en sus<br />
anuncios ocuparse de “Pasatiempos”, lo desatendido o despreciado por empresas comerciales,<br />
lo desechado por la sociedad (como las ediciones de las Cartoneras de varios países<br />
latinoamericanos que reciclan lo recogido en las calles). La editora Textofi lia, coorganizadora<br />
del Foro con el Museo Carrillo Gil, resume los propósitos de muchos expositores: “recuperar<br />
la noción de lectura desde el placer, desde el gozo del hallazgo, bajo ese particular<br />
gusto que adquiere el coleccionista con nuevos descubrimientos”.<br />
¿A quiénes se dirigen? Como queda dicho, a quienes leen por gusto y a coleccionistas de<br />
lo inhabitual con escaso dinero. Según la revista argentina Atypíca, a quien “mira las<br />
películas on line y que ve poca tele”, o, como dice la revista Gagarin <strong>–</strong>que se edita en<br />
varios idiomas con traducción al inglés<strong>–</strong>, “a quienes no están dispuestos a esperar a que<br />
todo esté aceptado y sintetizado”.<br />
Si bien en estos emprendimientos los proyectos prevalecen sobre la carrera, unos cuantos<br />
llevan de 10 a 30 años con actividad continua. Les interesa permanecer. Al escuchar<br />
el gusto con que dan la información personalizada a los muchos visitantes que se acercaban<br />
y cómo hablaban de las novedades o de lo que publicaron hace una década, comprobamos<br />
que trascienden la improvisación y no están cansados ni se instalan en rutinas.<br />
¿Es compatible esta efervescencia artesanal con las penurias de muchas editoriales,<br />
pese a su larga experiencia industrial, y el cierre de librerías debido a la caída de ventas?<br />
¿Tienen futuro estos proyectos desconcentrados, atentos a la diversidad de la producción<br />
literaria y de los gustos, en un tiempo en el que la economía de la cultura, tiende a<br />
concentrarse en pocas fi rmas transnacionales?<br />
La mirada macro al mundo editorial en México, y en general en Iberoamérica, atribuye<br />
los peligros a la citada concentración, principalmente bajo empresas españolas, a una<br />
distribución desestructurada y con baja efi ciencia, a pobres índices de lectura, estancados<br />
o en descenso (Escalante Gonzalbo, 2009). Como sugieren los autores de la investigación<br />
que hicimos en México, Raúl Marco del Pont y Cecilia Vilchis, las editoriales comerciales<br />
que se desenvuelven con tal inestabilidad, viendo caer colecciones y<br />
ensayando nuevas, con muchos trabajadores freelance, muestran en los últimos años<br />
trayectorias que se asemejan un poco a las de los editores independientes.<br />
Por supuesto, el modelo de negocio y los volúmenes de ventas son muy distintos. Pero<br />
llama la atención la disparidad de discursos al referirse a una situación compartida.<br />
Mientras los editores mayores de México, como los de España y otros países, lamen-