jóvenes, culturas urbanas y redes digitales - Artica – Centro Cultural ...
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Jóvenes, <strong>culturas</strong> <strong>urbanas</strong> y <strong>redes</strong> <strong>digitales</strong><br />
142<br />
7.1 El tiempo de las tendencias<br />
El tiempo de las tribus es el título de un conocido libro que el sociólogo francés Michel<br />
Maffesoli publicó en 1988. En él se ofrecía una interpretación de la posmodernidad en<br />
términos de socialidad, ese vínculo subterráneo y difuso que, a modo de una corriente<br />
informal, va más allá de las relaciones sociales instituidas y objetivadas garantizando “el<br />
perdurar de la vida en sociedad” (1990: 26). El fenómeno central que interesaba a Maffesoli<br />
era lo que llamó el tribalismo contemporáneo. Lo reconocía en formas espontáneas de<br />
asociación que, califi cadas como una corriente o potencia “afectual”, “proxémica” y “policultural”,<br />
interpretaba como el signo de la época. Esas múltiples formas de comunidad<br />
emocional y estética anunciaban el declive del individualismo moderno.<br />
Se trataba de un uso explícitamente metafórico de la idea de tribu, una manera aproximativa<br />
de captar fenómenos de nuestro tiempo como la proliferación de adhesiones a<br />
microgrupos cerrados, la emergencia incesante de estilos de vida, la creación de <strong>redes</strong><br />
con formas siempre renovadas de contacto y comunidad, que no parecen encajar fácilmente<br />
en un autoconcepto racionalista, instrumental e individualista de lo moderno. La<br />
fortuna de la metáfora tribal es discutible, como lo fue en su día el planteamiento. Resulta<br />
irónica esa recuperación del concepto de tribu justamente en un momento en que<br />
la antropología lo estaba abandonando para describir la estructura de otras sociedades.<br />
Por otra parte, no son pocos los autores que interpretan esos fenómenos de sociabilidad<br />
y agregación justamente en la dirección contraria; como expresión, no de una ruptura<br />
o declive del individualismo, sino de su radicalización en la modernidad tardía<br />
(Giddens, 1991; Baumann, 2001; Beck, 2003).<br />
Sin adentrarse en esta discusión cabe reconocer el éxito de la etiqueta. En especial en<br />
su acepción de “tribus <strong>urbanas</strong>”, refi riéndose a la puesta en escena de grupos juveniles<br />
con estilos de presentación a un tiempo públicos y cerrados, autocontenidos. Si en principio<br />
la metáfora tribal no se limitó a los <strong>jóvenes</strong>, estos aparecían como principales protagonistas.<br />
Con independencia de su real visibilidad en las calles de nuestras ciudades,<br />
desde los ochenta los títulos de la literatura juvenológica se poblaron de punkis, posmodernos,<br />
grafi teros, heavies, rockabillies, grifotas, bakaletas, ravers, moteros, skinheads,<br />
raperos, pachucos y malandros. Y más recientemente de latin kings, hipsters, fashionistas,<br />
trendys, skaters, hip-hoperos y otras especies. Esta colección designa holísticamente<br />
modos de vida, en el triple sentido de life styles, de caracteres o maneras de ser, y de<br />
condiciones materiales de existencia. Mas es la música el vehículo que mejor ha servido<br />
para dibujar los bordes de esos mundos que reescriben los mapas locales en el idioma<br />
de una pujante cultura internacional popular, con punkis entre Barcelona y México, raperos<br />
en Estambul, rockeros aborígenes en Camberra, salseros nikei en Okinawa y mods<br />
en Leningrado (cf. Mitchell, 1996; Feixa, 2008).<br />
La tribu, la pandilla, la esquina o la banda para designar la sociabilidad juvenil tienen una<br />
tradición larga en los estudios urbanos, que remite a los gangs de la escuela de Chicago,