jóvenes, culturas urbanas y redes digitales - Artica – Centro Cultural ...
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NGC<strong>–</strong> A mí también me gusta mucho el juego de tensiones que Rowan desarrolla en su<br />
libro: cómo la creatividad, el viajar, el ser libres y sin horarios, suele estar relacionado con<br />
trámites, reuniones, trabajar más horas, no tener fi nes de semana, el estrés propio de<br />
toda autogestión. Al dedicarse a lo que a cada uno le gusta, sin preocuparse por generar<br />
riqueza <strong>–</strong>que es la parte utópica, bohemia, de estos emprendedores independientes<strong>–</strong>,<br />
en cierto momento tienen que pasar a plantearse si van a ser emprendedores o empresas<br />
<strong>–</strong>aunque sean pequeñas<strong>–</strong>; cómo interactuar con lo que a uno le encargan, o volverse<br />
sustentable, aunque sólo se trabaje por proyectos.<br />
FC<strong>–</strong> Y cómo responder a la presión del tiempo, ¿no? Existe una cronotopía en ciernes.<br />
Estas nuevas formas de producción cultural son, por una parte, el reino de una enorme<br />
libertad <strong>–</strong>trabajar de noche, estar conectado las veinticuatro horas, etcétera. Pero por<br />
otra, asistimos al escozor del paso del tiempo, según los <strong>jóvenes</strong> van dejando de serlo y<br />
se va haciendo notar esa presión que comentas. Y no sólo en el sentido de capitalizarse;<br />
también en el de responder ante su propia biografía. No es igual cuando no tienes una<br />
historia detrás que cuando has de dar cuenta de la obra que ya has hecho.<br />
En las trayectorias y biografías de estos creadores no he encontrado, como hubiera esperado,<br />
una contranarrativa. Ciertamente, el discurso sobre sí mismos no reproduce el<br />
relato dominante de la nueva economía, ese que habla del joven talentoso que se abre<br />
paso hasta el éxito: poniendo sus saberes oportunistamente a producir, se capitaliza, da<br />
el pelotazo y se convierte en dueño de Facebook. Pero tampoco es un discurso de resistencia,<br />
ni de queja. Lo que hemos encontrado es un punto de equilibrio muy interesante<br />
entre la capacidad de “encantar” la vida cotidiana y las posiciones claras de protesta<br />
política que irrumpieron a propósito del 15M este año en España.<br />
NGC<strong>–</strong> La investigación se hizo consistente al no dar por sentadas algunas narrativas que<br />
han formulado, desde los noventa, economistas o políticos de la cultura, defensores de la<br />
economía creativa, las ciudades creativas. En particular, parece discutible la idea de que<br />
los individuos son por sí solos capaces de superar las contradicciones del capitalismo si<br />
tienen sufi ciente iniciativa, capacidad de asociación, mucha sintonía con las tecnologías<br />
avanzadas, y pueden posicionarse en lugares privilegiados. Hemos mirado con atención<br />
casos de este tipo, que cumplían esos requisitos en varios campos. Encontramos a veces<br />
innovación, desempeños brillantes. Pero también esa alta dosis de precariedad, inestabilidad,<br />
difi cultades de vivir permanentemente en el proyecto y nunca tener carrera.<br />
FC<strong>–</strong> Esta idea de “la ciudad que triunfa” deja sin contestar la pregunta sobre el resto<br />
¿no? Las que no salen en la lista ¿es que no son creativas? ¿Cuál es su destino? Ni siquiera<br />
sé hasta qué punto lo que hemos trabajado es específico de nuestras ciudades.<br />
¿Piensas que lo podríamos haber encontrado igual en Camberra, Berlín o Seattle?<br />
NGC<strong>–</strong> De hecho, hemos tenido la experiencia de que, al contar hallazgos de nuestro<br />
estudio a habitantes de otras ciudades <strong>–</strong>estoy pensando en Buenos Aires, Sao Paulo,