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jóvenes, culturas urbanas y redes digitales - Artica – Centro Cultural ...

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Jóvenes, <strong>culturas</strong> <strong>urbanas</strong> y <strong>redes</strong> <strong>digitales</strong><br />

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ción de sí mismos, gran parte de la cual consiste, precisamente, en crear <strong>redes</strong>. La paradoja<br />

fundacional se vuelve a activar porque hay que generar <strong>redes</strong> desde un yo que, por<br />

otro lado, debería diluirse y camufl arse. ¿Cómo camufl arse y estar en la escena? ¿Es<br />

esto posible? A los artistas no les vale, como a los demás, con autodiseñarse en la nueva<br />

esfera de lo autopoético, como afi rma Boris Groys (2010). También, y esto parece ser lo<br />

más importante, deben desmultiplicarse.<br />

Para el contexto madrileño esta primera pista habríamos de completarla con el congreso<br />

de curadoría al que asistí, El comisariado independiente a debate. La profesionalización<br />

de la práctica curatorial; este evento pretendió defi nir la práctica, sus obligaciones,<br />

carencias, funciones y derechos. Para muchos se basa en el hacer y “ya te buscarán por<br />

tu trayectoria”. Para otros, en el arte del relacionarse y tener iniciativas. Algunos le llaman<br />

regicidio a la usurpación del puesto de los artistas por la nueva curadoría. Otros<br />

hablan de su eterna variabilidad como profesión. Todos afi rmaban la importancia de los<br />

contextos. Con Internet sobra información y falta memoria, dicen, pues hay una gran<br />

ausencia de diálogo intergeneracional. Hubo referencias a la formación formal y también<br />

a su elenco de héroes ejemplifi cados por el renombrado libro de Obrist (2008), aunque<br />

ninguno se dignaría, como sí lo hizo en su día Harald Szeemann, a coger un coche,<br />

buscar un local, cargar la obra y mostrarla. Cosa que sí harían los artistas. Las quejas<br />

más recurrentes: la concentración de los <strong>jóvenes</strong> artistas en las narrativas, la falta de un<br />

aparato crítico por parte de los más <strong>jóvenes</strong>, la soledad de muchos, la “no autoridad de<br />

las obras”, y la desconfi anza de estos mismos artistas <strong>jóvenes</strong> respecto a la acción de<br />

los curadores. Al fi nal volvemos a los personajes híbridos: a profesionales que son un<br />

poco escritores, muy investigadores, a veces artistas, editores también. Individuos que<br />

buscan otros espacios para visibilizar los procesos, para mezclar los terrenos de la ciencia,<br />

la tecnología y la literatura.<br />

La segunda pista se llamó Periferias como centros y su objetivo también giraba en torno<br />

a la red. ¿Cómo se tejen <strong>redes</strong> en el nuevo panorama territorial-global-glocal? ¿Qué espacios<br />

se constituyen como nuevos núcleos, como nuevos puntos de ebullición? Proyectos<br />

colectivos, o no, que pretenden desbordar las instituciones, trabajan en red,<br />

quieren ser “ágoras” o multiplicadores, para hacer “decrecer las políticas culturales”.<br />

Quizá, pese a todo, aun queden movimientos “alternativos” a la vieja usanza, pero con<br />

un nuevo valor en lo relacional. Por supuesto que no a la Burriaud (2006) sino a la Claramonte<br />

(2010). Nuevos modos de relación para una nueva república de los fi nes. Unos<br />

abogaron por el decrecimiento cultural, otros por la cultura libre, las licencias libres y la<br />

tecnología libre. Nuria Güell indaga “la política de seguridad, la tiranía del tiempo, la estandarización<br />

del deseo y la codifi cación del espacio urbano”. Y Mar Nuñez se refi rió a<br />

modos de subvertir las estrategias de poder y la capacidad de los ciudadanos que, unidos,<br />

pueden intervenir en la realidad y producir un mundo otro. Se refi rió a los espacios<br />

de vida y a la posibilidad de crear nuevos espacios de relación y generar <strong>redes</strong>. Una celebración<br />

de lo colectivo, una explosión de la creatividad social, un movimiento de abajo<br />

hacia arriba, entramados, complicidades, <strong>redes</strong>.

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