jóvenes, culturas urbanas y redes digitales - Artica – Centro Cultural ...
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Política digital y nuevas prácticas tecnológicas<br />
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La puesta en marcha de herramientas y soluciones basadas en el software libre supone<br />
entonces tanto contribuir al procomún como colaborar en la constitución de un público<br />
recursivo. Pero además permite a muchos de nuestros sujetos ganarse la vida con ello.<br />
Así, buscan estrategias que les permitan rentabilizar sus conocimientos y su esfuerzo,<br />
pero de tal manera que se integren en la participación de un esfuerzo colaborativo. Una<br />
posibilidad, elegida por ejemplo por Alberto, es trabajar como autónomo, lo que le permite<br />
utilizar sólo software libre dando servicios informáticos a pequeñas y medianas<br />
empresas, al tiempo que colabora en el desarrollo de proyectos de software libre. Otra<br />
es constituir una pequeña cooperativa, como en el caso de Dabne. Varias de las personas<br />
entrevistadas eligieron esta vía, como Margarita: “Dabne se gestó en el hacklab Cielito<br />
Lindo. Hay un hilo muy claro entre centros sociales ocupados, hackmeeting, hacklabs,<br />
y cooperativas de software libre […] De Cielito Lindo surgieron cuatro empresas”.<br />
También Daniel, en el momento de la entrevista, se encontraba “construyendo una asociación<br />
junto con unos amigos, para autogestionar nuestro empleo. Acabamos de empezar<br />
y llevamos unas semanas con una idea. Estamos preparándola para empezar a<br />
lanzarla dentro de unos meses, cuando la desarrollemos”.<br />
Andrea trabaja en Punto Abierto (http://puntoabierto.com/), Cooperativa de Software<br />
y Comunicación, que se dedica al diseño y desarrollo de herramientas de tecnología<br />
social utilizando software libre y liberando los resultados de su trabajo. Para ella, las razones<br />
para usar software libre y liberar lo que se desarrolla son “miles. Yo creo que es<br />
todo lo mismo, ¿no? Los principios. En el campo empresarial, cooperativo, es porque<br />
cumple. Hay determinadas cosas, como el software libre, la economía social, el cooperativismo,<br />
que cumplen los mismos principios. Hacer una cooperativa de software privativo<br />
sería una incoherencia […] Y lo mismo pasa con las licencias, o con liberar el código.<br />
Hoy por ejemplo, uno de los compañeros hizo una aplicación y lo primero que se hizo<br />
fue registrarla con GPL. Se registra con esa licencia y después se libera”.<br />
Estas pequeñas empresas se agrupan en <strong>redes</strong> de colaboración. Margarita les da mucha<br />
importancia: “Tiene que haber comunidades, de apoyo y más formales. Cuidamos<br />
también mucho la relación con nuestros pares. Eso es más informal, empresas que nos<br />
parece que son como nosotras, cooperativas sobre todo. Hay una red, uno solo no es<br />
nada. Si eres algo es porque hay una red. No es sólo competir. Hay que colaborar, cooperar,<br />
transferir conocimientos y contactos. Socializar la experiencia, los problemas,<br />
los recursos”.<br />
Este modelo basado en la creatividad colectiva está bien establecido. En el caso del<br />
software libre tiene múltiples variantes. Rowan plantea su ampliación a un ámbito más<br />
amplio, que podríamos denominar “empresas del procomún":<br />
Su supervivencia depende tanto de su capacidad de rentabilizar su trabajo como<br />
de su aptitud para mantener y aumentar la riqueza de las cuencas creativas de las<br />
que se nutren […] lo que permite concebir nuevas formas de relación entre