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41La afinidad de los argentinos con Francia comienza con un fenómeno cultural que precedió a los negocios y ala política. Se hablaba y se amaba el idioma francés y, a través de éste, se apreciaba el sentido estético de lavida y el arte. La literatura francesa era la lectura obligada que, desde mediados del siglo XIX, deleitaba amuchos e inspiraba a escritores argentinos. En el campo del arte los argentinos comienzan a coleccionarcuadros de Renoir, Degas, Monet y Toulouse-Lautrec en otros; así como bronces y mármoles de Rodin,Bourdelle, Coutan y otros.La riqueza promovió y reforzó aún más la vinculación de la elite con Europa, ya que además de permitir elacceso a bienes importados de lujo, periódicos, revistas y libros, posibilitó los viajes al antiguo continente.Con este contacto directo con Europa la elite aceleró su proceso de “europeización” a través del cual losbienes importados como la vajilla, guardarropas, adornos, muebles, colecciones de arte y otros fueronincorporados al “patrimonio cultural” de esta clase alta y considerados como propios.La europeización puede ser observada en las siguientes publicidades, desde muebles, pasando por lencería,hasta los enseres domésticos como la platería. Donde se malgastaría una importante cantidad del excedentede dinero apropiado, pues la vida privada, cotidiana y doméstica estaba repleta de consumo ostentoso,suntuario e improductivo. En todos los casos se encuentra presente en el imaginario de la sociedad, lasciudades de Londres y París (como focos de luz imperialista europea – francesa en inglesa - que irradian sucultura al resto del mundo occidental, Argentina incluida).Los veraneos representan otra de las formas propias de la intimidad social de los sectores dominantes.Además en las quintas, próximas a Buenos Aires y trazadas por los llamados "paisajistas" europeos, durantelas mañanas y en los atardeceres grupos de hombres y mujeres practicaban el críquet (juego de origen inglésque durante años fue uno de los pasatiempos favoritos de la aristocracia porteña). También se agregaban lasplayas de Montevideo y a partir de 1888 las de Mar del Plata. Por lo que el veraneo era otra actividadsimbólica de la clase alta (oligárquica) pues los sectores bajos no concurrían a dichas ciudades balnearias,bien lo cita Andrés Carretero en Vida cotidiana en Buenos Aires. Tomo III (s/f).Además del críquet se practicaba el tenis, el golf, el polo y el yatching como actividades deportivas yrecreativas al aire libre.También se debe a la influencia británica, francesa y norteamericana, el arraigo de juegos de naipes como elpoker, el bridge, el baccarat y el rumnie, que desplazaron a los juegos de origen español o criollo en laspreferencias de los jugadores de la clase alta.Las fiestas de la época comenzaban y concluían temprano. Los dueños de casa se esforzaban por brindar unbuen rato de esparcimiento a sus relaciones. Además de los bailes en casas particulares las fiestas más

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