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62civilización es la ciudad de Buenos Aires, el puerto que, cuando los ríos hasta el momento desaprovechadosse avengan a la navegación comercial, cobrará todo su empuje. Buenos Aires es, a la vez, la única posibilidadde reflejarse en Europa, y tanto ésta como, en menor medida, Estados Unidos, son el modelo de civilizaciónque debe imponerse por la razón o por la fuerza.La ciudad, en especial la “culta Buenos Aires”, fue sin discusión considerada por Sarmiento el asiento propiode la civilización, depositaria de orden y progreso; heredera del cosmopolitanismo europeo y escenarioinseparable de los hombres civilizados. La ciudad era la muralla que detenía la embestida del campo. En elespacio rural se encontraban los instintos del bárbaro, el gaucho y el indio.Pero el Facundo comienza con una situación paradójica: la culta Buenos Aires está en poder de Rosas, eldictador. La admiración de Sarmiento por el gobierno de Rosas, se basa en que ha logrado la paradoja de ser“hijo de la culta Buenos Aires, sin serlo él” y trastrocar los espacios de la civilización y la barbarie. Ésta ya noestá solamente en el desierto y en el campo, sino en el corazón mismo de la civilización -el espíritu de lacampaña ha ocupado la ciudad-, y esta paradoja, que amenaza con disolver la célebre dicotomía, guía aSarmiento.Facundo es, para Sarmiento, encarnación de la barbarie en tanto fuerza natural no reprimida. En variospasajes del libro, lo presenta como la esencia originaria de la tierra en su carácter salvaje, y se cuida muybien de distinguirla de la deliberación con que Rosas hace el mal.Sarmiento, sin embargo, triunfa en otro plano de la institución imaginaria de la sociedad: con el Facundo y suimpronta europeísta sienta las bases del período hegemónico del liberalismo en la Argentina, que seconsolidará con la Generación de 1880 110 .Los hombres de la Generación de 1880, abogaron por los cánones positivitas del lema de Augusto Comte de“orden y progreso”; la interpretación dominante de los términos entendía el progreso como crecimientoeconómico y modernización, y el orden como la fijación de las condiciones de tranquilidad en las cuales debíaencontrarse el pueblo para permitir la proyección del progreso sin pausa (mantener el statu quo).De acuerdo al modelo ilustrado, los gauchos y aborígenes eran “Bárbaros”, personas incultas incapaces deapreciar las ventajas de una vida social fundadas sobre los principios liberales que garantizaban el caminohacia el progreso. Sostenían por ello la necesidad de eliminar la barbarie (mediante el orden) y afianzar lacivilización trayendo población europea (para entrar en las vias del progreso). Bajo tal orientación losconceptos de “civilización” y “barbarie” nunca llegaron a ser criticados a fondo para constatar si respondían110Saenz, Jimena. "Los argentinos en Europa: Los hombres del ‘80", en Revista Todo es Historia, Nº 64. Agosto 1972.

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