Obras completas de SAN AGUSTÍN - 10

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en cambio, la potestad de comer. Jesús comió para acomodarse
a los otros; no para socorrer la necesidad de la carne, sino
para persuadirles de la verdad de su cuerpo.
13. Contra tan grande evidencia, algunos nos proponen
una cuestión que sacan del Apóstol. Advertid lo que objetan
contra esa forma de presentar la cuestión. «La carne, dicen,
no resucitará; pues, si resucita, poseerá el reino de Dios; pero
el Apóstol dice clarísimamente: La carne y la sangre no poseerán
el reino de Dios». Lo oísteis cuando se leyó al Apóstol.
Nosotros decimos que la carne resucita, pero el Apóstol grita:
La carne y la sangre no poseerán el reino de Dios. Entonces,
¿predicamos nosotros contra el Apóstol o predicó él contra el
Evangelio? El Evangelio atestigua con voz divina: La Palabra
se hizo carne y habitó entre nosotros. Si se hizo carne, se hizo
verdadera carne; pues, si no es verdadera carne, tampoco es
carne. Como fue verdadera la carne de María, así fue verdadera
la carne de Cristo que tomó de ella. Esta carne verdadera
fue apresada, flagelada, abofeteada y colgada; esta verdadera
carne murió y fue sepultada; esta verdadera carne resucitó
también de la muerte. Vuelve otra vez el testimonio de
las cicatrices: las ven los ojos de los discípulos, y aún fluctúa
la admiración; lo tocan las manos para que no dude el alma.
A tan grande evidencia, hermanos, que nuestro Señor Jesucristo
quiso persuadir de este modo a sus discípulos que habían
de predicarla por el orbe de la tierra; a esta evidencia, repito,
nis, ut esset necessitas refectionis, sed erat potestas edendi. Factum est
causa congruendi, non ut subveniretur inopiae carnis, sed ut suaderetur
veritas corporis.
CAPUT XIII.—13. Quaestio, quomodo caro et sanguis non possidebit
regnum Dei.—Adversus hanc tantam evidentiam, nonnulli nobis ex
Apostólo faciunt quaestionem: contra istam quippe disputationem, vide
quid obiciunt. Non, inquiunt, resurget caro: si enim resurget, possidebit
regnum Dei; aperte autem dicit Apostolus: Caro et sanguis regnum Dei
non possidebit (1 Cor 15,50). Audistis, cum Apostolus legeretur. Dicimus
carnem resurgere, et clamat Apostolus: Caro et sanguis regnum Dei non
possidebit. Ergo contra Apostolum praedicamus, aut ipse contra Evangelium
praedicavit? Evangelium divina voce testatur: Verbum caro factum
est, et habitavit in nobis (lo 1,14). Si caro factum est, vera caro factum
est. Nam si non vera caro, nec caro. Sicut vera caro Mariae, vera caro
Christí, quae inde suscepta est. Haec vera caro comprehensa, flagellata,
colaphizata, suspensa; haec vera caro mortua, haec vera caro sepulta
est; haec vera caro a morte etiam resurrexit. Reddunt testimonia cicatrices:
vident oculi discipulorum, et adhuc fluctuat admiratio; compalpat
manus, ne dubitet animus. Contra tantam evidentiam, fratres, quam hoc
modo voluit Dominus noster Iesus Christus persuadere discipulis eam
per orbem terrarum praedicaturis; contra hanc evidentiam pugnare vi-
La resurrección de los muertos 373
parece oponerse el Apóstol al decir: La carne y la sangre no
poseerán el reino de Dios.
14. Podríamos resolver esta cuestión tapando la boca a
los vanos calumniadores; pero será resuelta mostrando cómo
puede responderse al instante y consideraremos con atención
las palabras del Apóstol para ver a qué se refieren. Voy a
decir cómo se puede responder facilísimamente. ¿Qué dice el
Evangelio? Que Cristo resucitó con el mismo cuerpo en que
fue sepultado; que fue visto, que fue tocado, que dijo a los
discípulos, que creían que era un espíritu: Palpad y ved, que
un espíritu no tiene ni carne ni huesos, como veis que yo
tengo. ¿Qué dice, por el contrario, el Apóstol? La carne y la
sangre no poseerán el reino de Dios. Acepto ambas cosas y no
las considero contrarias, para no luchar yo mismo contra el
aguijón. ¿Cómo puedo aceptar ambas cosas a la vez? Podría
responder brevemente, según dije. El Apóstol afirma: La carne
y la sangre no pueden heredar el reino de Dios. Muy bien
dicho, pues no es propio de la carne el poseer, sino el ser poseída;
en efecto, tu cuerpo no posee nada, sino que es tu
alma quien posee por medio de tu cuerpo, ella que posee al
mismo cuerpo. Si la carne resucita de esta manera: para ser
tenida, no para tener; para ser poseída, no para poseer, ¿qué
tiene de extraño el que la carne y la sangre no posean el reino
de Dios, si ambos serán poseídos? Efectivamente, la carne posee
a los que no son reino de Dios, sino reino del diablo, y
por eso son esclavos de los placeres de la carne. Por eso a
detur Apostolus, dicens: Caro el sanguis regnum Dei non possidebit?
(1 Cor 15,50).
14. Solvitur quaestio. Frima expositio Apostoli.—Possemus hanc
quaestionem ita solvere, et resistere vanis calumniatoribus: verumtamen
et sic solvetur, quomodo potest cito responden, et diligentius, quod ait
Apostolus, considerabimus unde sit dictum. Dico ergo quomodo possimus
facillime responderé. Quid habet Evangelium? Quod resurrexit Christus
in eo corpore, quo sepultus est: quia visus, quia contrectatus est, quia
discipulis ait putantibus quod spiritus esset: Pálpate, et videte, quia
spiritus carnem et ossa non habet, sicut me videtis habere (Le 24,39).
Quid contra Apostolus? Caro et sanguis, in[1620]quit, regnum Dei non
possidebunt. Amplector utrumque, nec dico ista pugnantia, ne ego ipse
contra stimulum pugnem. Quomodo ergo amplector utrumque? Cito, ut
dixi, possem sic responderé: Apostolus ait: Caro et sanguis regnum Dei
hereditóle possidere non possunt. Recte dixit; non est enim carnis possidere,
sed possideri. Non enim corpus tuum aliquid possidet, sed anima
tua per corpus possidet, quae ipsum etiam corpus possidet. Si ergo sic
resurgit caro, ut habeatur, non habeat; ut possideatur, non possideat:
quid mirum si caro et sanguis regnum Dei non possidebit, quia utique
possidebitur? Nam eos possidet caro, qui non sunt regnum Dei, sed
regnum diaboli, et ideo subditi sunt voluptatibus carnis. Unde et ille