Obras completas de SAN AGUSTÍN - 10

456 Sermón 375 C
creíste; y, no obstante, ha de creerte quien ni vio ni tocó.
Me ves, y no me crees; me tocas, y a duras penas me crees;
otro te oye a ti y cree en mí. Mas preguntarás: «¿Por qué a
Tomás se le permite tocar, mientras que a María se le dice:
No me toques?» Allí mismo expuso la causa al decir: Pues
aún no he subido al Padre. ¿Qué significa esto? Estando aquí,
en la tierra, impides que te toquen; cuando hayas ascendido,
¿quién te va a tocar? Estando en la tierra, rechazas la mano
que se te acerca. A este respecto podemos inventar finas conjeturas
y decir: «Hizo bien el Señor en reservar a los incrédulos
el que lo tocaran; a esta mujer le impidió que lo tocara
porque ya había creído. En efecto, ¿qué necesidad tenía de
tocar y buscar a quien había reconocido ya en el hablar?»
Mas no se calló; luego indicó la causa. No me toques. ¿Por
qué? Pues aún no he subido a mi Padre; toca al que sube al
Padre. ¿Qué quiere decir esto? Tócalo como igual al Padre.
¿Qué significa: «Tócalo como igual al Padre»? Tócalo como
a Dios, es decir, cree que es Dios. Creer lo que ves es fácil;
la forma de siervo fue asumida por ti, es el vestido de Dios.
No significa gran cosa ver la carne. La vieron hasta los judíos
que le dieron muerte; en cambio, no la vieron los gentiles y
creyeron. Por tanto, le dijo no me toques como me ves, los
miembros de mi carne, la imagen que conoces; es decir, no te
quedes en ella, no pares ahí tu mirada, no sea ello el término
de tu fe. Quiero, sí, que creas que soy hombre, pero no te
quedes ahí; alarga la mano de tu fe; no te quedes ahí.
diturus est qui nec vidit nec tetigit. Vides me, et non credis mihi: tangís
me, et vix credis mihi; alter audit te, et credit in me. Sed quaeris: Quid
est quod Thomas permittitur tangere, et dicitur Mariae noli me tangere?
Hoc loco ipse dixit causam: nondum enitn, inquit, ascendí ad Vatrem
(ib., 17). Quale est hoc? Hic es in térra, et prohibes te tangí: cum
ascenderis, quis te tangit? In térra constitutus repellis proximam manum.
Hoc loco possumus elegantissime suspicari, et dicere: Bene fecit dominus,
infidelibus servare tactum suum; istam prohibet tangere, quia iam
crediderat. Quid enim opus erat tangere et quaerere, quem audiendo
cognovit? Sed tamen non tacuit, postea dixit causam. Noli me tangere.
Quare? Nondum enim ascendí ad Fatrem meum (ib.): ascendentem ad
Patrem tange. Quid est, ascendentem ad Patrem tange? Aequalem Patri
tange. Quid est, aequalem Patri tange? Deum tange, id est, in deum
crede. [492] Facile est quod (344) vides: forma servi est propter te assumpta,
indumentum est dei; non est magnum carnem videre. Viderunt
et Iudaei, qui occiderunt; non viderunt gentes, et crediderunt. Ergo,
inquit, quomodo vides me, in carne membra, effigiem quam nosti, quomodo
vides noli me tangere (ib.): id est, noli remanere ibi, noli usque
illuc intendere, non hic sit finís fidei tuae. Voló quidem ut credas me
hominem, sed noli remanere; extende fidei manum, noli ibi remanere.
La aparición al apóstol Tomás (Jn 20,24-31) 457
5. Ni lo toques tampoco como lo tocó el hereje Fotino 3 .
Dijo que Cristo era un hombre y nada más; por tanto, no
llegó a él, no lo comprendió, no lo tocó. La Palabra se hizo
carne y habitó entre nosotros. Para que María no pensase que
Cristo era sólo hombre dijo: «No me toques así; ante ti está
mi vestido; guarda lo hecho en el cielo, introduce la mano
en el corazón; entonces me tocarás cuando haya subido al Padre».
Así lo tocaron quienes confesaron que subió al cielo y
está sentado a la derecha del Padre. Así lo toca la Iglesia, de
la que era figura María 4 . Toquemos a Cristo, toquémoslo.
Creer es tocarlo. No alargues tu mano hasta el hombre; di lo
mismo que Pedro: Tú eres Cristo, el Hijo del Dios vivo. No
te parezca que Cristo es sólo un hombre, porque, si lo tocas
como dijo el hereje, serás como Fotino. Insisto en que no
prescindas de la humanidad de Cristo, pero no te quedes en
ella. No te digo que te alejes, sino que no te quedes en ella;
quien quiere estancarse en el camino no llegará a la posada.
Levántate, camina; Cristo, en cuanto hombre, es tu camino;
en cuanto Dios, tu patria. Nuestra patria: La verdad y la vida;
nuestro camino: La Palabra se hizo carne y habitó entre nosotros.
Sentíamos pereza para caminar, y el camino vino hasta
nosotros; puesto que el camino vino hasta nosotros, caminemos.
Cristo, en cuanto hombre, es nuestro camino: no aban-
5. Nec sic tangas, quomodo tetigit Photinus haereticus: hominem
dixit Christum esse, nihil amplius; non ergo cepit, non intellexit, non
tetigit. Verbum caro factum est, et habitavit in nobis (lo 1,14). Illa ergo
ne hominem tantum Christum putaret, Noli me sic tangere: ante te vestimentum
meum est; serva factum in cáelo, mitte manum cordis; et
tune me tangis, cum ascendo ad patrem. Sic tetigerunt, qui confessi sunt,
ascendit in caelum, sedet ad dexteram Patris. Ecce sic tangit ecclesia,
cuius figuram portabat Maria. Tangamus Christum, tangamus. Credere,
tangere est. Noli usque ad hominem extendere manum; dic quod dixit
Petrus: tu es Christus filius dei vivi (Mt 16,16). Non ergo tibi videatur
solus homo Christus; quia si sic tetigeris ut dixit haereticus, eris sicut
Photinus. Sed iterum non vites hominem Christum, non ibi remaneas.
Non dico ut declines: quid dico? Noli ibi remanere: non pervenit ad
mansionem, qui in via vult remanere. Surge, ambula: homo Christus
via tua est, deus Christus patria tua est. Patria nostra, peritas et vita
(lo 14,6); via nostra, Verbum caro factum est, et habitavit in nobis.
Pigri eramus ad ambulandum, via ad nos venit; quia via ad nos venit,
ambulemus. Homo Christus via nostra est: viam non deseramus, ut at-
3 Obispo de Sirmio, del siglo TV. Para él, Cristo no había sido más que un
hombre nacido de forma extraordinaria, dotado de poder divino y adoptado por Dios
como Hijo. Fue condenado por el concilio celebrado en el año 351, en la ciudad cuya
sede ocupaba, destituido y exiliado. Murió en el 376. En las Confesiones (VII 19,25),
Agustín confiesa haber profesado durante algún tiempo las mismas ideas del hereje.
4 Que María es figura de la Iglesia es doctrina frecuentemente repetida por el
santo predicador.