Obras completas de SAN AGUSTÍN - 10

462 Sermón 376 A
para sí. Quien al nacer no violó la integridad de su madre,
fue el mismo que entró en vida a través de las puertas cerradas.
Por tanto, hermanos, llenos de admiración, creamos; creyendo,
obedezcamos; obedeciendo, esperemos lo prometido, si
cumplimos con lo mandado, porque aquel de quien esperamos
lo prometido nos ayuda a cumplir con lo mandado.
SERMÓN 376 A'
Tema: Exhortación moral a los neófitos.
Lugar: Hipona. Basílica Mayor o de la Paz.
Fecha: Domingo octavo de Pascua. Hacia el año
410 al 412.
1 (2) 2 . Al día de hoy se le da el nombre de octava de
los recién nacidos, fecha en que hay que descubrir sus cabezas,
lo que es símbolo de libertad. Este nacimiento espiritual
lleva consigo la libertad, mientras que, hablando propiamente,
el nacimiento carnal lleva consigo la servidumbre. Dos son,
en efecto, los nacimientos del hombre: el nacer y el renacer.
Nacemos para el trabajo y renacemos para el descanso; nacemos
para la miseria y renacemos para la felicidad eterna. Como
bien veis, se llaman infantes a los niños que aún no hablan,
a los pequeños, a los lactantes, a los que ansian el pecho materno
y desconocen lo que les aporta la gracia; ellos tienen hoy
clausas ¡anuas intravit, qui nascendo integritatem matris non violavit.
Ergo, fratres, admirad credamus, credentes obaudiamus, obaudientes
speremus promissa, si facimus iussa: quia ut faciamus iussa, ipse adiuvat,
a quo speramus promissa.
SERMO CCCLXXVI A (PL CCCLXXVI n.2-4)
[PL 39,1669]
1 (2). Octavae Infantium. Vetus et novus homo.—Hodie octavae
dicuntur infantium, revelanda sunt capita eorum, quod est indicium libertatis.
Ha[1670]bet enim libertatem ista spiritualis nativitas: proprie
autem carnis nativitas servitutem. Duae sunt utique hominis nativitates,
nasci et renasci. Nascimur ad laborem, renascimur ad quietem: nascimur
ad miserias, renascimur ad aeternam felicitatem. Nam illi pueri, infantes
parvuli, lactentes, maternis uberibus inhaerentes, et quantum in eos gra'
tiae conferatur nescientes, ut ipsi videtis, quia infantes vocantur, et ipsi
1 Véase la nt.l al sermón anterior.
2 La numeración entre paréntesis corresponde a la que trae MIGNE.
Exhortación moral a los neófitos 463
su octava; pero también lo son estos ancianos, estos hombres
maduros y jóvenes; todos son infantes. De sus dos infancias,
una pertenece a la vetustez; la otra, a la novedad. Los que
veis que acaban de nacer, nacen ya viejos. A Adán, de quien
todos nacemos, se le llamó el hombre viejo, y a Cristo, por
quien renacemos, el hombre nuevo. Estos, pues, son nuevos
y han renacido a otra vida, y, si se puede hablar así, cuando
nacen hay en ellos una vetustez nueva.
2 (3). Ved que nuestros infantes se mezclan hoy con los
fieles y en cierto sentido vuelan fuera del nido. Es necesario,
pues, que, como padres, les dirijamos la palabra. Como bien
recordáis, hermanos míos, cuando los polluelos de las golondrinas
y demás pájaros domésticos comienzan a volar fuera del
nido, sus madres vuelan ruidosamente alrededor del mismo, y
sus piadosos chirridos atestiguan los peligros que corren sus
hijos. Sabemos que muchos que se llaman fieles viven mal y
que sus costumbres no van de acuerdo con la gracia que han
recibido; que alaban a Dios con la lengua y le blasfeman con
su vida. Conocemos, sin embargo, que hay otros en medio de
esos muchos que, como granos entre abundante paja, gimen
en la trilla, pero se consuelan con la esperanza del granero.
Sabemos que en la Iglesia se encuentran estas dos clases de
hombres. Conocemos la era del Señor; esperamos la aventación
del día del juicio, deseamos el muelo de trigo en el día
de la resurrección y anhelamos entrar en el granero en la vida
eterna. Allí no habrá paja alguna, del mismo modo que en el
habent octavas hodie: et isti senes, iuvenes, adolescentuli, omnes infantes.
Una quippe illorum infantia pertinet ad vetustatem, altera ad novitatem.
Nam quos videtis recentes a partu, veteres nascuntur. Vetus homo
noster dictus est Adam, ex quo nascimur: novus homo Christus, per
quem renascimur. Isti ergo et novi sunt, et renati sunt ad aliam vitam,
et est in illis, si dici potest, quando nascuntur, nova vetustas.
2 (3). Baptízalos hortatur ne imitentur malos chñstianos. In Ecclesia
mali bonis permixti.—Ecce miscentur hodie fidelibus infantes nostri,
et tanquam de nido volant. Necesse est ergo, ut parturientes eos alloquamur.
Sicut enim recolitis, fratres mei, hirundinum vel domesticorum passerum
pullos, quando volare de nido coeperint, matres cum strepitu circumvolant,
et vocibus piis testantur pericula filiorum.
Scimus ergo multos, qui appellantur fideles, male vivere, et gratiae,
quam acceperunt, moribus suis non convenire; laudare Deum lingua,
blasphemare vita. Scimus autem alios Ínter istos multos, tanquam inter
multam et abundantem paleam, velut grana gementes in tritura, sed spe
horrei se consolantes. Dúo ista genera hominum scimus esse in Ecclesia.
Aream dominicam Ecclesiam novimus: ventilationem in die iudicii speramus,
massam frumenti in resurrectione desideramus, horreum in vita
aetema sumere cupimus. Ibi nulla palea erit, sicut in gehenna nullum