Obras completas de SAN AGUSTÍN - 10

410 Sermón 363
amparo de tu gracia: a este pueblo tuyo que liberaste. El Señor
conoce a los suyos.
3. Los has exhortado en tu poder, es decir, en tu Cristo,
puesto que la debilidad de Dios es más fuerte que los hombres.
Y, aunque ha sido crucificado en su debilidad, vive por
el poder de Dios. Los has exhortado en tu poder y en tu santa
reparación. En el hecho de que la mortalidad de la carne haya
sido reparada en él mediante la resurrección y en él se haya
revestido ya de incorrupción esto corruptible, hallamos una
exhortación nosotros los que esperamos algo para el futuro,
por lo cual toleramos todo lo presente. Después del bautismo
queda aún la travesía del desierto, la travesía de la vida que
vivimos en la fe, hasta que lleguemos a la tierra de promisión,
la tierra de los vivientes, donde el Señor es nuestra porción:
a la Jerusalén eterna. Hasta que lleguemos allí, toda esta vida
es para nosotros un desierto y una tentación continua. Pero
el pueblo de Dios vence todo en aquel que venció al mundo.
Como en el bautismo se borran los pecados pasados cual enemigos
que nos persiguen por la espalda, de idéntica manera,
después del bautismo, en la marcha de esta vida vencemos a
todos nuestros adversarios comiendo el alimento y bebiendo
la bebida espirituales.
El nombre de nuestro emperador aterrorizó a los enemigos
de nuestra vida. Primero se levantó la ira de los gentiles
para echar a perder el nombre cristiano; mas, cuando la ira
se vio incapaz, se transformó en dolor, y, a medida que la fe
populum tuum hunc, quem liberasti. Novit ením Dominus qui sunt eius
(2 Tim 2,19).
3. Transitas per eremum figura peregrinationis nos trae in hac vita,
in qua adversantes superamus auxilio Christi.—Exhortatus es in virtute
tua, id est, in Christo tuo. Quia quod infirmum est Deí, fortius est hominibus
(cf. 1 Cor 1,25). Et si crucifixus est ex infirmitate, sed vivit in
virtute Dei (cf. 2 Cor 13,4). Exhortatus es in virtute tua, et in refectione
sancta tua. In eo quippe quod carnis mortalitas in illo refecta est per
resurrectionem, et in illo iam corruptibile hoc induit incorruptionem,
exhortati sumus in futurum sperantes, et propter haec omnia praesentia
tolerantes. Restat enim post Baptismum transitus per eremum, per vitam
quae agitur in spe, doñee veniamus ad terram promissíonis, terram viventium
ubi nobis est portio Dominus, in aeternam Ierusalem; quo
doñee veniamus, tota ista vita eremus nobis est, et tota tentatio. Sed in
eo qui vicit saeculum, vincit omnia populus Dei. Nam sicut in Baptismo,
tanquam hostes a tergo insequentes, praeterita peccata delentur: sic post
Baptismum, in itinere vitae huius, cum escam spiritualem manducamus,
et_potum spiritualem bibimus, omnia nobis adversantia superamus. Terruit
quippe inimicos viae nostrae nomen Imperatoris nostri. Prius enim
surrexit ira gentium ad perdendum nomen christianum; ubi autem ira
nihil potuit, conversa est in dolorem, et magis magisque fide crescente
El cántico de Moisés (Ex 15,1-21) 411
crecía más y más y se adueñaba de todo, el dolor se volvió
temor, para que hasta los soberbios del mundo, como aves del
cielo, busquen refugio y protección a la sombra de aquella
planta crecida a partir de un minutísimo grano de mostaza.
Así también, este cántico que conmemora lo que entonces les
aconteció a ellos conserva el mismo orden: la ira, el dolor y
el temor de los gentiles. Lo escucharon, dice, los gentiles, y se
llenaron de ira; los habitantes de Filistea fueron presa del dolor.
Entonces se apresuraron, es decir, se turbaron, los príncipes
de Edón y los principes de los moabitas; se apoderó de
ellos el temblor y languidecieron todos los habitantes de Canaán;
caiga sobre ellos el temblor y el temor de la grandeza de
tu brazo. Vuélvanse como piedras hasta que pase tu pueblo, ¡oh
Señor!; hasta que pase el pueblo que adquiriste. Así se hizo, así
se hace. Estupefactos de admiración, los enemigos de la Iglesia
se vuelven como piedras hasta que pasemos a la patria. Y quienes
intenten ofrecer resistencia, como entonces fueron derrotados
por los brazos extendidos de Moisés, lo serán también
ahora con la señal de la cruz del Señor. Así somos introducidos
y afincados en el monte de la heredad del Señor, que de
la pequeña piedra que vio Daniel creció hasta llenar toda la
tierra. Esta es la morada preparada para el Señor, pues el templo
de Dios es santo y la casa que de él procede es santa. El
templo de Dios es santo, dice el Apóstol; templo que sois vosotros.
Para que nadie ponga su mirada en la Jerusalén terrena,
atque oceupante omnia, dolor conversus est in timorem; ut et superbi
huius saeculi, tanquam volatilia caeli, sub umbra oleris illius, quod ex
minutissimo grano sinapis multum crevit, refugium protectionemque conquirant
(Mt 13,31-32). Sic et in hoc cántico, ubi commemorantur ea,
quae tune in figura contingebant in illis, servatus est ordo irae, doloris,
et timoris gentium. Audierunt, inquit, gentes, et iratae sunt; dolores
comprehenderunt habitatores Philistiim. Tune festinaverunt, id est conturban
sunt, duces Edom, et principes Moabitarum: apprehendit eos
tremor: tabuerunt omnes inhabitantes Chanaan. Incumbat in eos tremor,
et timor magnitudinis brachii tui. Fiant tanquam [1638] lapides,
doñee transeat populus tuus, Domine, doñee transeat populus tuus hic,
quem acquisisti (Ex 15,14-16). Sic factum est, sic fit. Admiratione stupentes
tanquam lapides fiunt inimici Ecclesiae, doñee transeamus ad
patriam. Sed et qui resistere tentaverint, sicut tune Amalech extentis
manibus Moysi (cf. Ex 18), ita nunc in signo crucis dominicae superantur.
Atque ita introducimur, atque plantamur in monte hereditatis Domini,
qui ex parvo lapide, quem vidit Daniel, crevit et implevit universam
terram (cf. Dan 2,34-35). Haec praeparata est habitatio Domini.
Templum enim Dei sanctum est, et sanctificatio domus eius quae ab ipso
est. Templum enim Dei sanctum est, ait Apostolus, quod estis vos (1 Cor
3,17). Et ne quisquam respiceret ad terrenam Ierusalem, ubi templum