libro epistemologias.pdf - Pratec
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guardadas y que para ese día las sacan del almacén, entonces el paqo (sacerdote andino)<br />
manifi esta que la ispalla vieja dice a la ispalla joven: “así como nosotros hemos criado a<br />
estas gentes ahora les toca también a ustedes criarlas”. (Apaza y Pacoricona, 1989). En esta<br />
otra forma de ver a las plantas no sólo las plantas son criadas sino que ellas también nos<br />
crían.<br />
5. LA PLANTA COMO UN SER VIVO AL QUE SE CRÍA PERSONIFICÁNDOLO<br />
En los centros de diversidad genética del Asia Menor y Asia Central se domesticaron<br />
diversas formas de trigo; estos cereales de grano pequeño, se siembran al volteo de tal<br />
manera que en una hectárea existe un número muy alto de plantas y por lo tanto éstas<br />
no pueden ser atendidas individualmente y menos aún cuando el cultivo abarca grandes<br />
extensiones.<br />
El cultivo del trigo fue uno de los primeros cuya producción en Occidente se tecnifi có, se<br />
modernizó, para obtener producción a gran escala, con tal fi n se mecanizaron las diversas<br />
etapas del manejo del cultivo: preparación de tierras, siembra, fertilización, deshierbo,<br />
riego, cosecha y todo el procesamiento del trigo después de la cosecha. Este manejo de<br />
poblaciones de plantas es uno de los mejores ejemplos de como la agricultura de occidente<br />
moderno considera a las plantas, no se las personaliza, se las masifi ca, al respecto Hernández<br />
Xolocotzi; 1985, dice “en Mesoamérica (otro centro de agricultura americana original) el<br />
manejo de las plantas es individual, lo que redunda en mayor atención a la planta y no a la<br />
población cultivada como en el caso de los cereales menores”. Igual situación ocurre en la<br />
cultura andina, donde en sus pequeñas y múltiples chacras, el campesino cría a sus plantas<br />
nativas individualmente, las personifi ca y como a tales las atiende. De la Torre y Cuzco,<br />
1989 determinaron que aún hoy en día los campesinos de caseríos de Cajamarca mantienen<br />
una relación personal con las semillas.<br />
6. LA PLANTA COMO ENTE VIVO QUE CON SU DIVERSIDAD Y VARIABILIDAD<br />
ENRIQUECE LA NATURALEZA<br />
Los Andes se caracterizan por su diversidad y variabilidad natural. Los campesinos “ven”<br />
y viven esta diversidad y variabilidad propiciando su incremento en todo lo que crían, en<br />
especial en las plantas que cultivan y en las técnicas mediante las cuales las crían. Para<br />
vivir, de acuerdo a esta diversidad y variabilidad también se organizan de un modo diverso<br />
y fl exible. La comunidad campesina no es estática, la prueba más evidente de su activa y<br />
continua variación es su continuidad a través del tiempo y actual vigencia, a pesar de las<br />
reducciones, las encomiendas, las haciendas, las plantaciones, las empresas asociativas del<br />
periodo no autónomo del país.<br />
La crianza ritual de las plantas en los Andes aprovecha la diversidad y variabilidad naturales<br />
y propicia su mayor diversidad. El cuadro No. 2, muestra la riqueza en la variabilidad de<br />
formas que tiene cada especie de origen andino. Este material fue creado por los campesinos<br />
y mantenido en sus chacras desde hace 8,000 años. La concepción que ellos tienen de las<br />
plantas, unida a su gran capacidad de observación de los procesos naturales de mutación<br />
y la cuidadosa selección de sus semillas, ha hecho posible la sorprendente diversidad y<br />
variabilidad de formas en cada uno de sus múltiples cultivos.