libro epistemologias.pdf - Pratec
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Agrega el señor Guarniz: “Mi terreno era de primera porque estaba en la playa. Todo suelo<br />
plano es para plátano donde hay caña brava, carrizo, yarina y topa, este suelo es bueno para<br />
plátano, maíz y fríjol, en la zona de arriba es para café, da bueno y tiene peso, donde hay<br />
macorilla se siembra café, jebe y barbasco; pero mucho mejor es en la zona plana hasta<br />
ahora hay barbasco”. Su hijo Arturo Guarniz cuenta que el cultivo principal era plátano<br />
pero había yuca, maíz para criar gallina, la pituca crecía sólo pero después de la creciente<br />
ya comenzaban a cuidarle. El maní, la yuca y el camote se sembraban para comer y para<br />
criar animales. Acota: “teníamos naranja también. Cada 15 días sacamos 60,000 dedos<br />
de plátanos, dos días de cosecha y acarreábamos con caballo. Arturo a los doce años ya<br />
era experto manejando la canoa. Más o menos cuando mi Arturo tenía 10 años, el río se<br />
llevó la chacra”. Estas palabras nos deben recordar las vivencias de la civilización del<br />
Mesopotamia.<br />
“Pero cuando pasa la creciente deja muy bueno terreno, por ej. el año que le llevó el agua<br />
mi cuñado Eli Díaz me dice: “oye, ha malogrado tu chacra por que no recoges semilla de<br />
kudzú y anda arrójale”. He recogido como 20 kilos de kudzú y con mi hijo Arturo, que era<br />
chiquito, hemos arrojado el kudzú y éste creció cerrándose en la chacra, también creció la<br />
caña brava, total el kudzú se subió a la caña brava y lo mató y cuando rozamos para sembrar<br />
se ha tenido una buena cosecha por eso sabemos que donde entra el río deja buena tierra”<br />
(Lo mismo ocurría en el río Nilo, Tigris y Eufrates). También el río deja una capa gruesa<br />
de lodo, si entras te hundes y deja las palizadas, pero estas palizadas con el tiempo se pudre<br />
y con el kudzú encima deja un excelente suelo para sembrar de todo. En estos suelos se<br />
sacaba 190 dedos de cada racimo de plátanos de isla. Yo tuve un platanal en la isla que a<br />
los catorce años recién se lo llevó todo. Antes el río venía, lo bañaba, las plantas se hacían<br />
amarillo pero se recuperaba y daba bien. Viene a hacer eso pero nos deja muy bien, se<br />
arregla el terreno. Da pena cuando se lleva todo. En caso que se lo lleva uno, otro te deja<br />
en la pampa, por eso es que no rozo todo. Siembro por partecita por partecita pensando que<br />
debe quedar una parte para sembrar otro día. Yo lo hago así, yo nunca trato de rozar todo,<br />
una parcela le dejo que se enmonte, crece, la gente ve y me dicen don Olegario ¿ por qué<br />
tienes así?. Yo le respondo: no te interesa, déjalo allí, necesito que se enmonte; y le digo no<br />
te interesa déjalo ahí. Y cuando viene el río, lo lleva el resto y deja el monte. Después en<br />
ese monte hago chacra.”<br />
La vivencia de don Olegario Guarniz nos hace ver que no es necesario aplicar fertilizantes<br />
químicos para mantener la fertilidad del suelo. Es la convivencia armoniosa con el río, las<br />
plantas, y los suelos la que permite mantener la fertilidad del suelo. Lógicamente para el<br />
señor Guarniz, aunque no lo exprese, es conveniente que el río se salga para que abone<br />
el suelo. Entonces consideramos al río como una persona cuyo aporte en la crianza de la<br />
chacra es el de abonar al suelo. Pero al salirse de su cauce normal, al inundar la chacra no<br />
solamente está brindando el abono; sino también contribuye en disminuir los insectos, las<br />
enfermedades y los ratones sin recurrir a ningún químico ni dinero y a menos esfuerzo para<br />
tal acción.<br />
También otra manera de mantener la fertilidad del suelo es dejando que se enmonte el<br />
suelo, sea éste de playa o de altura. Este empurmamiento tiene dos implicancias: una es la<br />
de servir como un tamiz y que cuando pasa el río sedimente los materiales fi nos y materia<br />
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