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libro epistemologias.pdf - Pratec

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espinel, anzuelos, la atarraya, con las manos, bolsas (jicras), redes tipo bolichera, etc. y<br />

otros no tan santos como los tiros de dinamita, etc.<br />

En todas estas faenas había que nadar con la cabeza sobresaliente, si no corrías el riesgo<br />

de chocarte con un tronco o cualquier material que el río acarreaba y no ver los peces, y al<br />

grupo. Había que respirar profundo y lo sufi ciente como para bucear a ciertas profundidades<br />

donde yacían los peces, y no de a poquitos y según el ritmo de las brazadas. Como es de<br />

suponer, mi forma de nadar aprendida en la piscina del colegio no tenía nada o tenía poco<br />

que ver con las destrezas que el ofi cio de pescador reclamaba en esas circunstancias. Mi<br />

cuerpo se había artifi cializado y hecho no para dialogar con el río sino para vencerlo, y no<br />

en condiciones de solidaridad de grupo que la pesca exigía sino en competencia con los<br />

demás. Me volví un inútil para estas faenas, y un inútil tiene pocas posibilidades de vivir<br />

o sobrevivir en condiciones naturales. Me había vuelto además un individuo enfrentado<br />

a la naturaleza y a los ojos de mis colegas selváticos aparecía como un “amanerado”: la<br />

modernidad había hecho carne en mi cuerpo, además de haber amenazado mi dignidad.<br />

Mi antiguo modo de nadar había sido erosionado si no destruido y el nuevo no me servía sino<br />

para competir en un área de 25 por 50 metros y 2 de profundidad. De buen acompañante en<br />

la pesca me volví alguien extraño a la vida comunal, y pude saborear en silencio la extrañeza<br />

familiar por mi actitud a la hora de ver en mi plato la presa servida en el “timbuche” (caldo<br />

de pescado) mañanero ese día triste: apenas un par de mojarras y no la cabeza y el costillar<br />

con la que usualmente la dueña de casa premia al pescador. Esta lección jamás olvidé y es<br />

la primera vez que lo narro. El restablecimiento tomó su tiempo, pero ésa es otra historia.<br />

6. LA DESCOLONIZACIÓN DE LA EDUCACIÓN FÍSICA<br />

La descolonización no es un acto de provocación y estímulo de un agente que se propone,<br />

en una actitud misionera, cambiar mentalidades. La presencia de alguien externo que cuenta<br />

su trayectoria y experiencia puede ayudar en este proceso si es que existen las condiciones<br />

llamémosla subjetivas en cada uno de los participantes. Debe, a nuestro modo de ver,<br />

inquietud previa de las personas por querer encontrar respuestas a dudas, vacilaciones y<br />

cuestionamientos a la forma actual de educar interculturalmente.<br />

La descolonización de la educación física no es un asunto de modifi car técnicas, es, a<br />

nuestro modo de ver, primero una cuestión de entender el sentido de la vida en culturas<br />

diversas y con ello el papel del cuerpo y sus relaciones con la naturaleza. Un primer<br />

aspecto, en esta dirección, es poner en cuestión el modelo universal de cuerpo y de modo<br />

de vida impuesto en la modernidad por los negocios y el movimiento físico asociado a éste.<br />

Máximo Rainuzzo, socio de la consultora de posicionamiento de marcas Infobrand, dice<br />

por ejemplo algo que considero debemos refl exionar:<br />

En un mundo donde el estar bien y conseguir la vida eterna es tan importante, vincularse<br />

con los deportes es fundamental para los negocios (Máximo Rainuzzo, en: Duer, ob.cit:<br />

52)<br />

La impresión que tenemos es que el prototipo de cuerpo que prevalece en la educación<br />

física es la del hombre urbano, profesional y empresario. La educación física impartida en<br />

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