libro epistemologias.pdf - Pratec
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cultura. Para el caso, recuperamos las ideas centrales que manejan las personas en relación<br />
al trabajo desde la perspectiva textil. Alcanzar la salud entre las/los tejedoras/es del Ande<br />
signifi ca lograr una sincronización y armonización del cuerpo con la actividad del tejido y<br />
el contexto natural y social. Este hecho justifi ca que el cuerpo después de haber aprendido<br />
lo que debe y quiere, de manera satisfactoria, no se cansa ni se enferma fácilmente. Es<br />
decir, cuando una persona alcanza un estado de satisfacción y gusto en y de lo que hace,<br />
su realización es plena desde todos los puntos de vista. A esto se llama alcanzar la salud<br />
y el conocimiento en el trabajo, al mismo tiempo. Como diría Enriquez: “…el trabajo es<br />
plenitud existencial, celebración de la vida y comunión con la divinidad: la pachamama”<br />
(2004: 142).<br />
No es común escuchar, entre los quechuas, expresiones de queja por alguna dolencia en<br />
el cuerpo. Incluso, cuando las mujeres están embarazadas siguen tejiendo, el embarazo no<br />
es una justifi cación para que dejen de hacerlo. Esto nos confi rma que la salud se mantiene<br />
en la actividad permanente y en el desenvolvimiento pleno del cuerpo. Para los quechuas,<br />
el tejido es una actividad de por vida, las personas siguen tejiendo hasta sus últimos días,<br />
mientras sus manos sigan moviéndose: “Qué vamos a hacer, todo tiene un fi n... esto que<br />
estamos haciendo junto con nosotras terminará” (Alvina Vilca. 26 07 00. En Aprendiendo<br />
con el corazón ).<br />
Para el andino, la disciplina en el trabajo no es mecánica, ni tormentosa, sino fl exible como<br />
la vida misma, marcada por fi estas, celebraciones, acompañada de música y danza. El<br />
andino no mide su trabajo por horarios ni por órdenes que los jefes y patrones le impongan,<br />
sino por el ritmo de las emociones, estaciones y del tiempo cíclico que le invitan; por los<br />
momentos precisos de la labor de campo, de las fases lunares, del ganado y los cultivos<br />
que le piden; por las tradiciones y las costumbres que hay que cumplir; por el respeto a sus<br />
padres que le dejaron tempranamente responsabilidades y tareas; por la comunidad social,<br />
espiritual y natural (Enriquez. 2004).<br />
La fl ojera, inacción ante los retos, es inadmisible entre los andinos, “fl ojo” es un apelativo<br />
que nadie quisiera ganarse. Por esto, no es frecuente ver a las personas, mucho menos<br />
tratándose de mayores, desplazarse en la vida sin hacer nada, ellas siempre están hilando<br />
o tejiendo, creando y produciendo y en cada actividad que asumen le ponen esmero y<br />
dedicación, como dicen, todo su corazón. “…para el andino, el arte de producir es “criar”<br />
y consiste en una combinación más fértil de elementos orgánicos y vivos del medio natural<br />
y del trabajo humano, dentro de su marco normativo ético-religioso.” (Enríquez. 2004:<br />
146).<br />
Todo esto da cuenta que la salud tiene una estrecha relación con el trabajo, el cuerpo se<br />
mantiene en el trabajo y con el trabajo. Siendo así, en la cultura andino indígena no tiene<br />
sentido hablar de treguas y de jubilaciones: La gente siempre está en actividad de día y<br />
de noche, trabajando, creando todo el tiempo: “... estaría con los animales en el campo,<br />
hilando o tejiendo, porque nunca andamos así no más, así vivimos’. (Alvina Vilca. 26 07<br />
00. En: Aprendiendo con el corazón).