Matemática... ¿Estás ah� - Departamento de Matematica ...
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214 A DRIÁN P AENZA<br />
si<strong>de</strong>raba lo suficientemente complicada para que otra persona<br />
rastreara lo que hizo, y lo <strong>de</strong>safiaba a que “or<strong>de</strong>nara” los cuadrados<br />
como estaban al principio.<br />
Antes <strong>de</strong> avanzar, un poco <strong>de</strong> historia.<br />
Este problema fue “inventado” por Samuel Loyd (conocido<br />
como Sam Loyd, 1841-1911), quien fue uno <strong>de</strong> los más gran<strong>de</strong>s<br />
creadores <strong>de</strong> entretenimientos con ligazón matemática. El “Juego<br />
<strong>de</strong>l 15” o el “Dilema <strong>de</strong>l 15” apareció recién en 1914 en un libro<br />
que publicó el hijo <strong>de</strong> Loyd <strong>de</strong>spués que muriera su padre. En<br />
realidad, lo había diseñado en 1878.<br />
En general, mucha gente, con un poco <strong>de</strong> paciencia, podía<br />
resolver los problemas que surgían al “<strong>de</strong>sor<strong>de</strong>nar” la distribución<br />
original. Pero la novedad la impuso el propio Loyd, cuando<br />
ofreció mil dólares a quien pudiera volver a la posición inicial<br />
la siguiente configuración (obviamente, con movimientos “legales”,<br />
es <strong>de</strong>cir, <strong>de</strong>slizando los cuadraditos en forma horizontal o<br />
vertical, ocupando alternativamente el que está vacío):<br />
1 2 3 4<br />
5 6 7 8<br />
9 10 11 12<br />
13 15 14<br />
Si uno mira bien <strong>de</strong>scubre que la única modificación respecto<br />
<strong>de</strong>l original es que los cuadrados 15 y 14 están permutados.<br />
Pasaba el tiempo y nadie podía reclamar el premio; por<br />
supuesto, se cuentan las historias más increíbles <strong>de</strong> gente que le<br />
<strong>de</strong>dicaba todo el tiempo y <strong>de</strong>jaba <strong>de</strong> concurrir a su trabajo, gente<br />
que no dormía, <strong>de</strong>sesperados buscando la solución… y el dinero<br />
<strong>de</strong> la recompensa. Loyd sabía por qué estaba dispuesto a<br />
© Siglo Veintiuno Editores