Año 10, t. 14, entrega 1 (1903) - Publicaciones Periódicas del Uruguay

14 Anales de la Universidad
de medallas por los coleccionistas. Las acuñaciones de cobre, computando
las emisiones posteriores al año 1844, han llegado á
512,800 pesos. Y la acuñación del níquel alcanza á 500,000 pesos.
Corresponde la primera acuñación de plata al año 1877. De
acuerdo con el contrato Paullier, que prevaleció en la licitación á
que llamó el gobierno de Latorre, se acuñó un millón de pesos en
esta forma: 200,000 pesos en monedas do un peso; 200,000 en monedas
de 50 centesimos; 300,000 en monedas de 20 centesimos y
300,000 en monedas do 10 centesimos. Fué adoptado el título de
la moneda francesa, es decir, nueve partes de plata pura y una
parte de coJ3re, con el peso de 25 gramos, 12 gramos 50, 5 gramos
y 2 gramos 50 respectivamente para las cuatro clases de piezas
que hemos enumerado. IJOS contratantes entregaban al gobierno
cada peso plata por noventa y cinco centesimos oro sellado, ó sea
con una utilidad para el erario público de cincuenta mil pesos. La
ley de 18 de octubre de 1892 autorizó la acuñación de tres millones
mas de plata en piezas do un peso, cincuenta centesimos,
veinte centesimos y diez centesimos, con ley uniforme de nueve
partes de metal puro y una do cobre, bajo tolerancia de dos milésimos,
y peso de 25 gramos, 12 gramos 50, 5 gramos y 2 gramos 50
respectivamente para las piezas apuntadas. El poder ejecutivo quedaba
autorizado para contratar la acuñación de la plata por licitación
ó directamente, tomando siempre por base de la operación el precio
de la plata en barras al tiempo del contrato y las comisiones, gastos
é intereses usuales. La misma ley estableció que una vez consumada
total ó parcialmente la acuñación, quedaría prohibida la
circulación de la moneda de plata extranjera. Mientras no llegaba
esa oportunidad sometía á las penas del contrabando la introducción
al país de piezas de cuño extranjero. Diremos, explicando esta
última parte de la ley, que ya circulaba en el país una fuerte cantidad
de plata brasileña y que las importaciones iban en creciente
aumento, bajo la presión de la enorme diferencia entre el valor
efectivo y el valor chancelatorio de la plata. Para la acuñación de
los tres millones celebró el gobierno contratos con los señores Barriga,
Casó y Beisso, pagando al primero por un millón de plata
acuñada 700,000 pesos oro, al segundo por otro millón de plata
acuñada 631,600 pesos oro, y al tercero por el millón restante