Año 10, t. 14, entrega 1 (1903) - Publicaciones Periódicas del Uruguay

Anales de la Universidad 295
cualquiera de las instancias, haya ó no sido parte en el juicio,
tampoco cabe hacer en ese segundo caso la salvedad de
que no ha de haberse promovido y resuelto incidente de
incompetencia, como vimos antes que lo dispone la propia ley
italiana, á título de respetar la cosa juzgada. Francaraenle no
comprendemos cómo puede invocarse dicho principio contra
la Administración desde que se supone que no ha sido parte
en el pleito, y menos comprendemos que Gianquinto pretenda
justificar tan extraña disposición diciendo que: "si la auto
ridad administrativa no se considerase vinculada por ese juzgamiento
pronunciado entre las verdaderas partes litigantes
y pudiesen á pesar de eso promover el conflicto en cualquier
época, con la misma lógica podría provocarlo después
que entre las partes se hubiese producido cosa juzgada por
una sentencia sobre el fondo, sentencia que también sería
res ínter alios acta, lo cual sería un evidente absurdo".
Es fácil ver la confusión que se padece en ese razonamiento.
Sin duda alguna las sentencias no son oponibles á
terceros, y en tal concepto ni lo que se haya resuelto entre
las partes sobre la competencia ni sobre el fondo del asunto
podría ser un obstáculo para la promoción del conflicto.
Pero eso no quiere decir que el conflicto pueda ser promovido
en cualquier época; evidentemente esto no sería admisible,
pei'o no en razón de la cosa juzgada, sino porque llega
un momento en que aquella promoción carece de objeto
práctico, pues no habría interés alguno en impedir una intervención
que habría cosado con la terminación misma del
pleito, lo que no ocurriría mientras estuviese pendiente el
juicio sobre lo principal. De ahí que al contrario de lo que
dispone la ley italiana, pueda promoverse el conflicto luien
tras haya pleito, aún cuando la competencia haya sido discutida
y resuelta entre las partes, sin que por esto pueda
el conflicto promoverse en cualquier época aún después de
terminado el litigio.
Así resuelve también el caso la legislación francesa, y fundando
esa solución dice M. de Keverchon: "Pero el conflicto
no es solamenie destinado á procurar la solución
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