Año 10, t. 14, entrega 1 (1903) - Publicaciones Periódicas del Uruguay

Anales de la Universidad 219
nos, que no están en relación directa con el consumidor, sino que
venden sus productos á intermediarios encargados de detallarlos,
tampoco tienen necesidad de acercarse á los centros de población
y pueden prosperar en plena campaña. Cabe decir, con todo, en
términos generales, que la población es un factor importantísimo
en la actividad industrial y que en ese sentido el tendero y el almacenero
que trabajan en una gran ciudad, deben realizar proporcionalmente
mayores negocios y rendimientos que el colega que trabaja
en una zona de población escasa ó poco densa, aunque esta
misma diferencia pueda estar y está fivcuentemente limitada por
la competencia que es más viva en los centros dotados de grandes
recursos.
Menos exacto es sin duda alguna L. criterio del alquiler, que
nuestra legislación viene aplicando por vía de ensayo á dos gremios,
el de sastres y el de médicos y que también se ha aplicado al
de abogados, sujetos actualmente al impuesto de estampilla ó timbre
al pie de cada escrito. Hay industrias, todas aquellas que se
valen de intermediarios para la venta de sus productos, que pueden
prosperar en los arrabales de una ciudad, mientras que otras, principalmente
los bazares y joyerías se morirían de inanición fuera de
las calles céntricas y más caras, porque necesitan presentarle al público
sus mercaderías. En otros casos, el monto del alquiler, depende
del mayor ó menor número de miembros de cada familia. Y
en alguno finalmente, de la forma misma en que se realiza el desenvolvimiento
comercial. Un establecimiento introductor que despacha
sus efectos en la aduana, para tenerlos siempre al alcance
de su clientela, necesita almacenes más vastos y más caros, que
otro establecimiento que solo despacha muestras y reserva sus
mercaderías en los depósitos fiscales hasta que se presente la oportunidad
de negociarlas.
El capital en existencias, uno de los indicios de que con más frecuencia
echa mano nuestra legislación, desconoce por completo la
desigualdad de rendimientos á que da origen la mayor ó menor rapidez
de las operaciones comerciales. La estantería de una tienda
de gran clientela, se renueva varias veces en el año, mientras que
la de otro establecimiento similar que se desenvuelve con pereza,
se renovará tan sólo una vez al año ó cada dos años, resultando