Año 10, t. 14, entrega 1 (1903) - Publicaciones Periódicas del Uruguay

182 Anales de la Universidad
«entradas y salidas» y el manifiesto detallado y la fiscalización
complementaria establecida por el decreto de 1879, buena parte de
las causas del contrabando, quedarían conjuradas. Provista de
esos manifiesto detallados, la aduana podría fiscalizar bien los embarques,
consagrando á esc objeto un personal competente y bien
remunerado. Quedaría complementada la campaña moralizadora^
mediante un aumento de fiscalización en los despachos para consumo,
de los que tenemos que hacer mención, aún cuando sean absolutamente
extraños al comercio de tránsito.
REFORMAS EN EL PERSONAL ADUANERO
Todas estas grandes y fecnndas tareas de la fiscalización aduane
ra requieren reformas sustanciales en la organización de la administración
superior, en la remuneración y en la selección de los empleados.
Así el director general de aduanas, como los jefes de las oficinas
superiores de mayor responsabilidad, no deberían estar agobiado's,como
lo están, por ol expedienteo absorbente y por la obligación
de atender personalmente (quejas, consultas y otras mil pequeñas
tareas que los condenan á la vida de bufete y esterilizan nobles iniciativas.
Su función es más alta y menos embrutecedora. Deben fiscalizar
el trabajo de los demás, tomando por modelo á los gerentes
de banco ó de grandes casas de comercio, que están en todo el niovimiento
de los negocios, (jue otros realizan y que ellos vigilan.
Son mezquinos los sueldos de toda la administración aduanera. El
director general de aduanas tiene una asignación de 4,050 pesos
anuales, el jefe de la visturía 2,970 pesos, los vistas 2,268 pesos,
y esas mismas asignaciones son puramente nominales, puesto que
están gravadas con dos descuentos del 10 y del 5 /^,. Los receptores
figuran en el pre.-upuesto con 1,944 pesos, los subreceptores
con 648 pesos, los inspectores de resguardo con 972 pesos, los
guardas de primera clase con 486 pesos y los de cuarta clase con
243 pesos, debiendo descontarse de estas cantidades el 10 y el 5 /^
de los impuestos vigentes. Y por el estilo todos los demás, porque
el legislador ha llevado hasta e] extremo el espíritu de economía
en cargos de inmensa responsabilidad, que deberían ser al contra
rio bien remunerados. ¡ Si todavía el personal aduanero pudiera