Año 10, t. 14, entrega 1 (1903) - Publicaciones Periódicas del Uruguay

Anales de la Universidad 161
nuar el plan de las medidas protectoras, ya iniciado con bríos durante
las administraciones anteriores, en vez de crear un impuesto
equivalente á setenta ú ochenta centesimos por cada animal vacuno
faenado, que tenía que deprimir y que deprimió en efecto el
nivel ya tan castigado de nuestra principal fuente de riqueza pública.
La ley de 7 de noviembre de 1899, al constituir el tesoro
para la construcción del puerto de Montevideo; elevó al 3 % la
patente adicional de importación de 2 y 1 2 '^ que ya existía con
otros destinos y creó la patente adicional de exportación de 1 "^,
estableciendo como únicas excepciones las mercaderías exoneradas
por leyes especiales, la importación y exportación de animales
en pie y los artículos destinados á la provisión ó consumo de los
buques. Es necesario, sin embargo, volver cuanto antes al régimen
del año 1888. Los países que más traban las salidas de sus productos,
son los que se encuentran en condiciones más desventajosas
para la lucha en el mercado internacional. Es tan enérgico el espíritu
de protección en ese sentido, que en muchos casos se otorgan
primas de exportación capaces de compensar el monto de los
derechos de importación que rigen en los países de consumo. Sólo
los mercados que gozan de un monopolio natural, pueden sin peligro
y hasta con positiva conveniencia recurrir á los derechos de
exportación, que si no son muy altos recaen en definitiva sobre el
consumidor extranjero, bajo forma de alza de precios. No nos encontramos
en esa situación privilegiada: nuestras lanas, nuestros
cueroS; nuestras carnes, nuestros cereales, nuestras gorduras, luchan
con una formidable competencia que impide á los exportadores
reembolsarse del importe del derecho pagado y que indirectamente
promueve la depreciación de las fuentes principales de la
riqupza pública.
DERECHOS ESPECÍFICOS Y «AD VALüREM»
Nuestra aduana se vale simultáneamente de los derechos ad
valm'en y de los derechos específicos para la determinación y percepción
del impuesto. El último de los dos procedimientos recibió
extensa aplicación en las leyes aduaneras todavía vigentes de 1888
y 1889. Al introducir la reforma, dijo la comisión de hacienda de