Año 10, t. 14, entrega 1 (1903) - Publicaciones Periódicas del Uruguay

206 Anales de la Universidad
oscilaciones de valor. La ley de creación de la contribución directa
exigía la revisión anual, pero en la práctica la ley de cada año
ha venido derogando la del aíío anterior, de lo cual resulta que la
contribución inmobiliaria no es una carga permanente, sino un impuesto
accidental. Desde que no existe ley orgánica permanente á
la que puedan referirse el legislativo y el ejecutivo para mejorar
la condición de los contribuyentes, mal puede hacerse ninguna reforma
seria dentro del angustioso plazo en que habitual mente se
pide la vigencia de las leyes tributarias. Hace luego un resumen
histórico del impuesto, recordando entre otros antecedentes la ley
de 11 de julio de 1860, que destinó la contribución directa á gastos
departamentales; la ley de 15 de enero de 1875 que también
declaró^renta^departamental la contribución directa y estableció que
el avalúo se practicaría por dos vecinos, con apelación ante un jurado
compuesto de cinco vecinos sorteados de una lista de contribuyentes
formada por la junta económico-administrativa; y la ley
de 1880 que por primera vez entregó á la asamblea la fijación de
los avalúos, quitándole esa facultad al poder ejecutivo, único aforador
de la materia imponible. Para demostrar los progresos del
impuesto, presenta el cuadro de la renta desde el año 1856, según
datos suministrados por la contaduría general de la nación: de
185G á 1860 (cinco años), 350,400 pesos; de 1862 á l^GS (siete
años), 1:993,800 pesos; de 1870 á 1876 (siete años), 4:845,000 pesos;
de 1879 á 1884-1885 (seis años), 7:188,000 pesos; de 1887-88
á 1892-93 (seis años), 10:145,000 pesos. Desde 1856 hasta 1860
la cuota fué del dos por mil; en 1861 el tres por mil; en 1870 el
cuatro por mil; en 1877 el cinco por mil; en 1879 el cinco y medio
por mil; en 1885 el seis y medio por mil. Agrega el informe, con
referencia á la condición actual de los contribuyentes, que todos
los que negociaron en el período de gran valorización de 1887 á
1889, pagan mucho, puesto que han tenido necesidad de exhibir las
escrituras de venta, mientras que soportan cuotas muy tolerables los
dueños de la propiedad estancada. El criterio para el avalúo de las
propiedades debe formarse con ayuda del título de trasmisión de
la propiedad, de la renta ó alquiler de la finca ó solar y de la avaluación
de los terrenos ó fincas adyacentes. En nuestro país sábese
que la renta de la propiedad urbana y suburbana representa tér-