Año 10, t. 14, entrega 1 (1903) - Publicaciones Periódicas del Uruguay

Anales de la Universidad 261
meato. Con la aplicación del producto de la patente de rodados á
mejoras de vialidad, que cuenta ya muchos años de existencia y
con los excedentes de la contribución inmobiliaria que se destinan
á ese mismo fin desde hace algún tiempo, están ya provistas las
municipalidades de una base de recursos que permite el arreglo de
los caminos y la construcción de modestas obras de arte, en condiciones
verdaderamente ventajosas para el país, sin necesidad de
recurrir al arbitrio antieconómico del peaje.
Hasta el año 1891 era im derecho altísimo el de los faros que
iluminan los ríos de la Plata y Uruguay. Según el informe de la
comisión de hacienda del senado de diciembre de ese año, un vapor
de mil quinientas toneladas de registro, tenía (|ue pagar en nuestro
puerto por cada viaje redondo los siguientes derechos: 90 pesos de
patente; doce y medio centesimos por tonelada, equivalentes á 187
pesos 50 centesimos á los faros particulares; tres centesimos por
tonelada, equivalentes á 15 pesos á los faros del estado. En conjunto
322 pesos 50 centesimos. Expresa la comisióji de hacienda
que el proyecto por ella iuformado, reduciría esas partidas al monto
de 116 pesos 25 centesimos, contribuyendo á la rebaja de 206 pesos
25 centesimos, el estado con 135 pesos y los faros particulares
con 71 pesos 25 centesimos. Los buques de vela de 700 toneladas,
que tenían que pagar 108 pesos 50 centesimos, pagarían en adelante
54 pesos 25 centesimos. Tales rebajas se obtuvieron, mediante
el otorgamiento de prórrogas proporcionales en los plazos
de los contratos de concesión de faros particulares. La ley de 9 de
enero de 1892, redujo á un centesimo por tonelada el derecho de
los faros del estado en Punta del Este, Isla de Flores, Banco Inglés,
Cerro y Colonia y en 7 y 3/4 centesimos el de los faros particulares
de Cabo Santa María, Polonio, José Ignacio, Punta Brava,
Farallón y Panela. Todas las concesiones caducarán durante el
plazo señalado para la construcción de las obras del puerto de
Montevideo, quedando desde ese instante de propiedad exclusiva
de la nación todos los faros particulares. La ley de 18 de agosto
de 1898 incluyó en el tesoro de caridad y beneficencia pública el
impuesto de faros. Otra ley posterior, de 7 de noviembre de 1899,
afectó á las obras del puerto la renta líquida de los faros del estado
desde enero de 1905 y la de los particulares á medida que