Año 10, t. 14, entrega 1 (1903) - Publicaciones Periódicas del Uruguay

Anales de la Universidad 181
gatorio practicar esa operación por lo menos una vez al mes en
algunos bultos, con citación de los interesados; que la falta de
presentación de los manifiestos detallados ó las diferencias entre
los manifiestos y el contenido real de los bultos, ó entre los permisos
de despacho y los manifiestos detallados, serán consideradas
y penadas como casos de contrabando. De todas las medidas ideadas
para disminuir enérgicamente el contrabando, es sin duda la
que acabamos de extractar, la más contundente y eficaz. Quizá por
la explicable polvareda que levantó en épocas calamitosas para el
país, quedó bien pronto sin efecto ese excelente decreto, refrendado
por un comerciante de notoria competencia, el señor Aurelio
Berro, que desempeñaba á la sazón el ministerio de hacienda.
Es perfectamente indiscutible el derecho do la aduana á exigir
el manifiesto detallado de todos los bultos que entran á los almacenes
fiscales, para saber exactamente qué es lo que hay en depósito
y para poder controlar las mercaderías que se reembarcan en
tránsito ó que se despachan para consumo. Entre las muchas
formas del contrabando, existe una que debe frecuentemente arrebatar
á la aduana sumas considerables. Nos referimos á la sustitución
de bultos, varias veces descubierta y penada. Se despachan
mercaderías valiosas para reembarco, y en las lanchas ó en otra
parte, son reemplazados los bultos despachados por otros de los
mismos números y marcas que contienen mercaderías sin valor,
reservándose los verdaderos hasta que en una oportunidad favorable
pueda operarse BU retorno á la plaza. Tal fraudo está excepcional
mente favorecido por el procedimiento aduanero que se llama
de «entradas y salidas», ó sea de mercaderías que no entran
á depósito, sino que se reembarcan ó despachan desde los mismos
muelles ó ramblas de la aduana. Tiene ese procedimiento ventajas
de rapidez y de economía muy sensibles, pero dados sus innegables
peligros, debería reducirse exclusivamente á los artículos de
mucho peso y de mucho volumen, imponiendo en consecuencia la
obligación del depósito á las mercaderías que en poco volumen ó
escaso peso representan mucho valor. Los inconvenientes podrían
aminorarse, suprimiendo el almacenaje cuando el despacho se produjera
en un lapso breve de tiempo, de tres ó cuatro días por ejemplo.
Estamos persuadidos de que con la reducción razonable de las