Estereotipos negativos hacia la vejez y su relación con variables ...

Fundamentación teórica
áreas.
Por otra parte, Seccombe y Ihsii-Kuntz (1991) compararon la percepción de los
problemas asociados a la vejez, en una muestra de adultos mayores de más de 55 años
distribuidos en cuatro rangos de edad. Los resultados mostraron que los participantes de
más de 85 años eran los que se mostraban más optimistas en cuanto a la percepción de
la vejez. No obstante, los autores encontraron que esta positiva percepción de la vejez
que aparecía en las personas de mayor edad, dependía del grado en que estas mismas
personas estaban teniendo determinados problemas. Por ejemplo, se encontró que los
participantes más ancianos que mantenían un estado de vida autónoma por el que
podían desarrollar determinados intereses vitales, eran los que sostenían una
percepción optimista hacia la vejez. En cambio, los sujetos que estaban experimentando
pérdidas en algunas áreas vitales, se mostraban mucho más pesimistas que los
participantes más jóvenes que tenían problemas similares.
En un estudio reciente, Heckhausen y Brim (1997) utilizan el término devaluación
social (social downgranding), para referirse a cuando los sujetos se comparan con una
persona o grupo al que se percibe de forma sesgada y negativa, pero que no identifican
como inferior al propio self. Ejemplos de esto serían la gente en general o la mayoría de
la gente de su edad. La devaluación social se dirige en estas expresiones a una
referencia social indeterminada e inespecífica: los otros, en general.
Heckhausen y Brim (1997) realizaron un estudio con 2.022 adultos de edades
entre 18 y 93 años, distribuidos en diez grupos de edad. La recogida de datos se efectuó
por medio de una encuesta en la que los participantes debían responder a preguntas
sobre posibles problemas que podían tener en ese momento en su vida, por medio de
una escala tipo Likert con cinco posibilidades de respuesta, desde ser un problema
importante a no ser importante en absoluto. Estos posibles problemas tenían que ver con
áreas tales como la mala salud, no tener amigos con los que relacionarse, estar teniendo
problemas en el matrimonio, demasiado estrés, o sentimientos tales como los de no
encontrar un significado a la vida o de ser físicamente poco atractivos, entre otros. Todas
las variables fueron seleccionadas por los autores por considerar que representaban
problemas potenciales en diferentes periodos de edad de la vida adulta, y también
porque se referían a facetas amplias de la vida. En la encuesta, los sujetos debían
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