Estereotipos negativos hacia la vejez y su relación con variables ...

Fundamentación teórica
Fiske (1998) señala que la conducta ambigua de una persona tiende a ser
interpretada de forma consistente con el estereotipo. Por ejemplo, si una persona mayor
acude al médico con alguna frecuencia, será considerada tal conducta como la
confirmación de su declive en la salud, en cambio, si se trata de una persona joven, esa
misma conducta será interpretada como que se hace chequeos regularmente. Otro
ejemplo de interpretación consistente con el estereotipo consiste en atribuir
características estables a las personas que actúan de acuerdo con el estereotipo del
grupo, mientras que las que son inconsistentes con el estereotipo es fácil que sean
atribuidas a situaciones transitorias. Por ejemplo, si una persona mayor tiene un olvido,
será interpretado como un efecto de la edad, mientras que si el mismo olvido lo tiene una
persona joven, será atribuido a falta de atención (Palmore, 1990).
En la revisión que hace Bowd (2003) de los estereotipos sobre las personas de
edad avanzada en los chistes encuentra que uno de los más repetidos es el que se
refiere a la creencia en su impotencia y falta de interés sexual. A pesar de que hay
estudios sobre adultos mayores que contradicen esta percepción estereotipada de la
sexualidad, Whitbourne (1996) opina que si los propios implicados la aceptan como una
verdad incuestionable, y si los grupos más jóvenes refuerzan tales estereotipos en sus
interacciones con los mayores, existe el riesgo de que las personas mayores puedan
llegar a tener una percepción de sí mismos como asexuados.
Así, por medio de mecanismos sociales como los que se han descrito, los
procesos de confirmación de la conducta proporcionan un poderoso acicate por el cual
los estereotipos y la conducta de prejuicio son mantenidos, propagados y justificados.
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