Estereotipos negativos hacia la vejez y su relación con variables ...
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Fundamentación teórica<br />
abue<strong>la</strong>, a <strong>la</strong> que atribuyeron <strong>la</strong> mayor parte de <strong>la</strong>s evaluaciones positivas. Los autores<br />
<strong>su</strong>gieren que este re<strong>su</strong>ltado fue debido a un efecto de sesgo de endogrupo, y que si <strong>la</strong>s<br />
mujeres se hubieran identificado <strong>con</strong> otra categoría, le hubieran atribuido entonces <strong>la</strong><br />
mayoría de los rasgos positivos. De todos modos, lo que les pareció importante a Brewer<br />
y Lui de este re<strong>su</strong>ltado es que <strong>la</strong>s mujeres no se identificaron <strong>con</strong> <strong>la</strong> categoría general<br />
personas mayores, sino que lo hicieron <strong>con</strong> una categoría <strong>su</strong>bordinada, lo que da<br />
soporte a <strong>la</strong> hipótesis. Otros estudios han en<strong>con</strong>trado re<strong>su</strong>ltados simi<strong>la</strong>res (Heckhausen,<br />
Dixon y Baltes, 1989; Hummert, Garstka, Shaner y Strahm ,1994; Schmidt y<br />
Bo<strong>la</strong>nd,1986).<br />
Estas c<strong>la</strong>sificaciones también tienen importancia, por cuanto autores como<br />
Schmidt y Bo<strong>la</strong>nd (1986) o Hummert et al. (1994) <strong>su</strong>gieren que <strong>la</strong>s actitudes <strong>hacia</strong> los<br />
ancianos varían de acuerdo al <strong>su</strong>btipo que <strong>la</strong> persona representa, más que estar<br />
re<strong>la</strong>cionadas <strong>con</strong> <strong>la</strong> edad real. Por ejemplo, Schmidt y Bo<strong>la</strong>nd (1986) hicieron una<br />
investigación en <strong>la</strong> que pedían a los participantes que describieran los rasgos más<br />
característicos que pensaban que eran representativos de una persona mayor. A<br />
<strong>con</strong>tinuación, otros participantes distintos a los de ese estudio debían hacer<br />
c<strong>la</strong>sificaciones de diferentes grupos de personas mayores utilizando los rasgos<br />
anteriores. En los re<strong>su</strong>ltados de este segundo estudio, en el que aparecieron hasta 12<br />
<strong>su</strong>bcategorías de personas mayores, Schmidt y Bo<strong>la</strong>nd (1986) en<strong>con</strong>traron que cada<br />
<strong>su</strong>btipo iba unido a estereotipos específicos. En algunos de ellos predominaban <strong>la</strong>s<br />
atribuciones negativas, tales como vulnerable o desanimado, mientras que en otros<br />
<strong>su</strong>btipos estaban más representados los estereotipos positivos, como sabio. Los autores<br />
<strong>su</strong>gieren que <strong>la</strong> existencia de tales <strong>su</strong>b-categorías explica rasgos de incoherencia tales<br />
como sabiduría y senilidad, que <strong>su</strong>elen <strong>su</strong>rgir de forma automática como respuesta a <strong>la</strong><br />
señal personas viejas. Schmidt y Bo<strong>la</strong>nd (1986) opinan que estos rasgos incoherentes<br />
se encuentran asociados <strong>con</strong> determinados <strong>su</strong>b-tipos que tienen un <strong>con</strong>tenido que, al<br />
mismo tiempo, difiere y está re<strong>la</strong>cionado <strong>con</strong> <strong>la</strong> categoría general. Este aspecto de <strong>la</strong><br />
cuestión es recogido también por Hummert et al. (1994) al indicar que cada <strong>su</strong>bcategoría<br />
<strong>con</strong>tiene rasgos específicos, los cuales se encuentran asociados <strong>con</strong> determinadas<br />
características de <strong>la</strong>s personas, tanto cognitivas, como físicas y de personalidad.<br />
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