Estereotipos negativos hacia la vejez y su relación con variables ...

Estudio empírico
como el nivel educativo (sobre todo en los hombres) y el grado de actividad que la
personas mantenían en la vida diaria (sobre todo en las mujeres) estaban relacionados
significativamente con la autoestima.
Por lo tanto, partiendo de los resultados encontrados, sugerimos que un alto
grado de creencia en los estereotipos negativos hacia la vejez está asociada al valor que
las personas se otorgan a sí mismas, lo que se pone de manifiesto en un bajo nivel de
autoestima. Asimismo, también es posible que las personas de menor nivel educativo y
las que mantienen unas pobres expectativas hacia la propia salud estén más expuestas
a sufrir estas consecuencias negativas sobre su autoestima. En cambio, las personas
que obtienen un alto nivel de autoestima, podrían ser aquellas que mantienen una
percepción positiva hacia la propia salud, las de nivel educativo más elevado y las que
tienen una clara conciencia de utilidad y eficacia percibida.
En cuanto a la variable optimismo, se encuentra representada en esta tesis por el
test de optimismo disposicional de Scheier y Carver (1985; 1994). Como se ha dicho,
esta característica de personalidad se ha encontrado asociada con la autoestima, con
conductas de prevención y promoción de la salud, con el estado de ánimo y con
habilidades de control y afrontamiento (Scheier y Carver 1993). .Por ejemplo, Reig
(2000) menciona el optimismo como uno de los elementos básicos que, en la edad
avanzada, facilita a los ancianos una buena adaptación a esta etapa vital. Así, para Reig
(2000) un estado de ánimo optimista en la vejez favorece un estado de serenidad que
posibilita a las personas mayores seguir considerando la vida con un plus de ganancia,
en cuanto a la posibilidad de nuevos descubrimientos y de una mejor comprensión de la
misma.
Por otra parte, como se ha dicho en la parte teórica, el optimismo aparece
claramente asociado con la actitud que las personas mantienen hacia el futuro. Aunque
Lenning (2000) considera que la orientación hacia el futuro no es importante en la edad
avanzada, esta opinión no es compartida por otros investigadores, como Mclenon
(1997), Maroto et al. (1990) o Scheier y Carver (1992) para los que, una orientación
hacia el futuro próximo es fundamental para que los ancianos puedan afrontar con éxito
los problemas cotidianos y para que sigan encontrando motivación en la vida. También
Kalish (1991) considera que el optimismo está ligado a trastornos del estado de ánimo,
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