Estereotipos negativos hacia la vejez y su relación con variables ...
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Fundamentación teórica<br />
<strong>la</strong> cantidad de información re<strong>la</strong>cionada <strong>con</strong> el estereotipo, influye en <strong>la</strong> evaluación que se<br />
hace de <strong>la</strong>s personas. Por ejemplo, Devine (1989) expuso <strong>su</strong>bliminalmente a los <strong>su</strong>jetos<br />
de un estudio experimental, a diferentes grados de información asociada <strong>con</strong> el<br />
estereotipo de agresividad, el cual es soportado por <strong>la</strong>s personas de raza negra en<br />
EEUU. En este estudio, se en<strong>con</strong>tró que los participantes juzgaron <strong>la</strong> <strong>con</strong>ducta de un<br />
<strong>su</strong>jeto de raza inespecífica como más hostil, cuando el 80% de <strong>la</strong> información previa<br />
estaba re<strong>la</strong>cionada <strong>con</strong> el estereotipo de agresividad, que cuando se re<strong>la</strong>cionaba <strong>con</strong><br />
este estereotipo solo el 20% de <strong>la</strong> información previa que se ofrecía.<br />
3.2.3. Información coherente vs incoherente <strong>con</strong> el estereotipo<br />
Se ha en<strong>con</strong>trado que una vez que un estereotipo se ha formado, generalmente<br />
no desaparece cuando <strong>la</strong> persona encuentra información que lo <strong>con</strong>tradice (Hill, Lewicki,<br />
Czyzewska y Schuller (1990). Por el <strong>con</strong>trario cuando <strong>la</strong> información que se ofrece sobre<br />
una persona no re<strong>su</strong>lta coherente <strong>con</strong> el estereotipo del grupo, entonces los <strong>su</strong>jetos<br />
tienden a <strong>con</strong>siderar a esa persona como una excepción. En opinión de Hill et al. (1990)<br />
o Hilton y Von Hippel (1996), esto parece ser un medio de poder <strong>con</strong>tinuar sosteniendo<br />
los estereotipos del grupo a pesar de <strong>la</strong>s evidencias que existen en <strong>su</strong> <strong>con</strong>tra. Así, en el<br />
caso de los estereotipos de género, Adler (2000) o Banaji y Hardin (1996) han<br />
en<strong>con</strong>trado asociaciones automáticas entre género y profesión en grupos de niños y de<br />
jóvenes. Por ejemplo, Adler (2000) ha demostrado que los niños afirman que los<br />
médicos son hombres incluso cuando <strong>su</strong> pediatra es una mujer.<br />
Banaji et al. (1993) <strong>su</strong>gieren que aún de forma ca<strong>su</strong>al, como a través de<br />
situaciones y a<strong>con</strong>tecimientos de <strong>la</strong> vida diaria o por <strong>la</strong>s noticias que aparecen en <strong>la</strong><br />
prensa, se puede facilitar el mantenimiento de los estereotipos, puesto que los <strong>su</strong>jetos<br />
van a seleccionar <strong>la</strong>s interpretaciones de estos a<strong>con</strong>tecimientos de forma que<br />
mantengan una coherencia <strong>con</strong> el estereotipo. Un ejemplo de esto aparece en el caso<br />
de personajes públicos, como artistas, empresarios, escritores, o políticos que<br />
permanecen activos profesionalmente, o mantienen <strong>su</strong> actividad creativa hasta edades<br />
muy avanzadas. En estos casos, muchas personas tienden a <strong>con</strong>temp<strong>la</strong>r esta evidencia<br />
como excepciones a <strong>la</strong> creencia, ampliamente arraigada, de que el deterioro cognitivo es<br />
un hecho inevitable en <strong>la</strong> <strong>vejez</strong>.<br />
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