Estereotipos negativos hacia la vejez y su relación con variables ...

Estudio empírico
iguales en edad. Así, es posible que con el aumento de la edad, los mayores esperen un
deterioro de la salud y, si este no se produce, comiencen a valorar su salud por encima
de los otros de su misma edad. Como se ha señalado, hay estudios como los de
Heckhausen y Krueger (1993), Heckhausen y Brim (1997) y Harris et al., (1976) en
los que se ha encontrado una tendencia en los sujetos a evaluarse favorablemente
cuando se comparan con la gente de su edad. Es decir, no es habitual que las
personas perciban su salud como inferior a la de la mayoría, sino que, por el
contrario, cuando se tienen problemas en un área, es probable que las personas
tiendan a pensar que los otros tienen ese problemas aún en mayor grado (Harris et
al., 1976). Por lo tanto, se sugiere, a título exploratorio, que las personas que se
perciben con una salud peor que la de las personas de su edad, tienen unas
condiciones reales de salud adversas. Pero también puede tratarse de personas con
un déficit de motivaciones e intereses vitales puesto que, como señala Siegler y
Costa (1985), la percepción de salud tiende a ser más pesimista cuanto mayor es el
aislamiento social y menor la actividad física de los sujetos. Así, puede ser que buena
parte de estos elementos se encuentren interconexionados, de tal forma que, cuanto
más aisladas e inactivas estén las personas, tiendan asimismo a percibir su salud más
negativamente en comparación con las personas de su edad. Este aspecto de la salud
subjetiva será discutido con más detalle en la variable salud relacionada con la calidad
de vida, que pertenece al tercer conjunto de variables estudiado.
En la variable frecuencia de visitas al médico, se ha encontrado que las personas
que informan de ir con frecuencia al médico obtienen más puntuación en el CENVE que
aquellas que visitan al médico con menos frecuencia. La significación estadística ha
aparecido en el factor salud. Estos resultados muestran que las creencias hacia la vejez
sobre el deterioro de la salud se encuentran relacionadas con aspectos de la propia
realidad de los sujetos, en este caso, con la frecuencia en que demandan consultas
médicas. Respecto a los resultados encontrados en esta variable parece lógico que
demandas frecuentes de consultas médicas se encuentren relacionadas con un mal
estado de salud percibida. Por otra parte, estos resultados son coherentes con algunos
estudios (Palmore, 1982; Philips y Murrell, 1994) en los que se ha encontrado que la
mayor o menor demanda de atención médica estaba relacionada con la percepción
subjetiva de la salud.
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