Estereotipos negativos hacia la vejez y su relación con variables ...
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Fundamentación teórica<br />
Otro importante factor que <strong>con</strong>tribuye al ageism está representado, como se<br />
verá más ade<strong>la</strong>nte, por <strong>la</strong>s actitudes de los profesionales <strong>hacia</strong> <strong>la</strong>s personas<br />
ancianas que tienen a <strong>su</strong> cuidado, y también por <strong>la</strong> forma en que los procesos de <strong>la</strong><br />
<strong>vejez</strong> han sido investigados y <strong>con</strong>tinúan siendo estudiados en <strong>la</strong>s universidades<br />
(Lehr, 1980). En opinión de Quinn (1983, p. 47) “pocos profesionales comprenden lo<br />
que significa el crecimiento humano en <strong>la</strong> <strong>vejez</strong>, en el sentido social y psicológico,<br />
puesto que generalmente <strong>su</strong> <strong>con</strong>tacto es <strong>con</strong> personas que tienen una <strong>vejez</strong><br />
patológica más que <strong>con</strong> los que presentan una <strong>vejez</strong> normal”. Esta realidad ha dado<br />
lugar a que, en muchas ocasiones, se hayan inferido <strong>con</strong>clusiones para toda <strong>la</strong><br />
pob<strong>la</strong>ción de mayores a partir de muestras de personas institucionalizadas y de <strong>la</strong>s<br />
más gravemente dañadas (Lehr, 1980). Aunque podría pensarse que los re<strong>su</strong>ltados<br />
de estos estudios, realizados hace varias décadas, han sido <strong>su</strong>perados en <strong>la</strong><br />
actualidad, sin embargo, autores como Lehr y Thomae (2003, p. 89) <strong>con</strong>sideran que<br />
muchos de estos fenómenos <strong>con</strong>tinúan vigentes actualmente Estos autores seña<strong>la</strong>n<br />
que “el hecho de que <strong>la</strong> imagen de <strong>la</strong> <strong>vejez</strong> de muchos médicos, geriatras y<br />
gerontopsiquiatras esté influida intensamente por <strong>su</strong>s experiencias cotidianas <strong>con</strong><br />
personas mayores dementes, es un hecho que se niega, ciertamente, a menudo,<br />
pero que se comprueba <strong>con</strong>stantemente”.<br />
Finalmente es necesario tener en cuenta, como una de <strong>la</strong>s explicaciones al<br />
fenómeno del ageism, <strong>la</strong>s cualidades específicas de <strong>la</strong> personalidad del que juzga.<br />
Por ejemplo, se ha en<strong>con</strong>trado que <strong>la</strong>s personas que tienen una actitud autoritaria,<br />
así como <strong>la</strong>s de menor formación educativa y <strong>la</strong>s de un bajo estatus e<strong>con</strong>ómico,<br />
podrían presentar mayor tendencia a sostener prejuicios (Levin y Levin, 1980,<br />
Palmore, 1988).<br />
4.4. Funciones sociales del ageism<br />
Butler (1987, p. 22) opina que en el fenómeno del ageism, hay que <strong>con</strong>siderar<br />
un doble beneficio social, lo que facilitaría <strong>su</strong> permanencia. El primero de ellos iría<br />
encaminado “a facilitar al <strong>con</strong>junto de miembros de una sociedad el eludir <strong>su</strong>s<br />
responsabilidades <strong>hacia</strong> <strong>la</strong>s personas mayores, al atribuirle tales imágenes al<br />
proceso natural de <strong>la</strong> <strong>vejez</strong>, que sería así <strong>con</strong>siderado como un periodo de declive<br />
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