Estereotipos negativos hacia la vejez y su relación con variables ...

Estudio empírico
Levy et al. (2002) han demostrado en un estudio longitudinal que la actitud hacia
el propio envejecimiento guarda una relación consistente con el riesgo de mortalidad y
con el declive funcional en las personas mayores. Estos autores comprobaron que las
autopercepciones sobre el proceso de envejecimiento, medidas a través de la subescala
del cuestionario de Filadelfia, eran independientes de la edad, el género, el estatus
socioeconómico, la soledad y la salud. Asimismo, Levy et al. (2002) mostraron que las
imágenes negativas hacia la vejez se relacionaban con una salud percibida peor y con
menor nivel de esperanza. En este sentido, se ha demostrado que uno de
condicionantes más claros de la actitud negativa hacia la vejez en la edad avanzada es
la pérdida de salud percibida, la cual se puede convertir, según Kalish (1991), en el
principal detonante de la aparición de pensamientos negativos y en la causa de un
motivo importante de rechazo hacia la vejez.
Los resultados encontrados en esta variable, apuntan a que los participantes que
obtienen una puntuación elevada en el CENVE son los que tienen, al mismo tiempo, una
actitud menos positiva hacia el propio envejecimiento. Sugerimos, a un nivel exploratorio,
que las personas mayores con un alto grado de creencias negativas hacia la vejez son
aquellas que perciben su salud negativamente y que tienen un bajo estado de ánimo.
Este último aspecto puede manifestarse en un pobre nivel de autoestima y de optimismo.
Asimismo, creemos que estos resultados pueden relacionarse también con los que
encontraron Harris et al. (1976), que demostraron que las personas tienden a percibir a
los otros del propio grupo con problemas similares a los que ellos mismos están
experimentando. En cambio, las personas que obtienen una baja puntuación en el
CENVE, tendrían una actitud más positiva hacia el propio proceso de envejecimiento, así
como una percepción favorable de la salud y un estado de ánimo positivo, en cuanto a
altos niveles de autoestima y de optimismo.
En cuanto a la variable salud relacionada con la calidad de vida, la medida
utilizada ha sido el Perfil de salud de Nottingham, (NHP) de Hunt et al. (1984). Esta
escala intenta evaluar la salud a través de una serie de elementos que se refieren a
diferentes aspectos relacionados con la calidad de vida en las personas ancianas,
tales como: reacciones emocionales, aislamiento social, sueño, energía, dolor y
movilidad. Como se ha dicho, puntuaciones más elevadas en la escala
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