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DISEÑO E IMPLEMENTACIÓN DE PROTOCOLOS DE INTERVENCION NEUROPSICOPEDAGÓGICA. FASE III
Especialización en Neuropsicopedagogía, VIII Cohorte - 2008
cuando se puedan presentar problemas de transmisión de enfermedades zoonóticas, por lo
cual se tienen que tomar las precauciones pertinentes. Los riesgos de contagio patológico
originados por los animales se exageran mucho y, de hecho, con enfermos crónicos y
terminales los riesgos de contagio entre personas son mucho mayores que con individuos
con autismo. Otra de las desventajas consiste en la aceptación de los padres a este tipo de
intervención; muchas personas no manifiestan agrado hacia ciertos animales y su falta de
colaboración y compromiso frente a la terapia altera los resultados de la misma.
Intervención farmacológica: Los tratamientos farmacológicos no se encuentran dirigidos a
curar los TGD ya que éstos solo atienden directamente los síntomas disruptivos propios de
estos cuadros clínicos, como son las conductas agresivas, la impulsividad, el déficit
atencional, las alteraciones en patrones de sueño y las alteraciones en la actividad motora
usualmente observada en esta población. Es por esto que, un aspecto importante es
mencionar la terapia de fármacos para síntomas específicos en los casos en que interfieren
con la educación del niño o representan un peligro potencial para él, siendo esta la ventaja
primordial que conlleva. Sin embargo, esta terapia es empleada sólo como acompañamiento
de otro tipo de terapias y se usa si los padres y el médico están de acuerdo en que la
situación de los síntomas del niño realmente necesita este tipo de intervención por lo cual, la
desventaja primordial se relaciona con la imposibilidad de trabajo aislado a este nivel
requiriéndose siempre de apoyo terapéutico bajo otro enfoque.
Para Artigas y cols (2006) hay medicamentos que han demostrado su eficacia para
determinados síntomas específicos, edades y tipos de TGD. Sin embargo, existen también
tratamientos farmacológicos o biomédicos cuyo uso resulta controvertido y que
generalmente se apoyan en investigaciones metodológicamente débiles. “Es fundamental
considerar siempre la aparición de efectos nocivos, la interacción con otros medicamentos y
el efecto a largo plazo, especialmente en pacientes muy jóvenes.” (p. 430). De acuerdo con
este aspecto, los bioquímicos que adoptan una teoría de megavitaminas donde Pauling
(1973), citado por Paluzni (1987) consideran que el cerebro depende especialmente de las
reacciones químicas y que la enfermedad mental se debe a reacciones químicas anormales
determinadas por la genética y la dieta. Por tanto, el individuo puede necesitar mayor
cantidad de algunas sustancias esenciales como ciertas vitaminas, el complejo B, la biotina,
el ácido fólico y el ácido ascórbico, así aminoácidos y ácidos grasos esenciales.
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