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DISEÑO E IMPLEMENTACIÓN DE PROTOCOLOS DE INTERVENCION NEUROPSICOPEDAGÓGICA. FASE III
Especialización en Neuropsicopedagogía, VIII Cohorte - 2008
ceñido al currículo, con metas observables y medibles. Sin embargo, la excesiva
dependencia del currículo limitaría la adecuación de los programas a las características
individuales, particularmente en aquellos estudiantes deprivados socioculturalmente o con
retrasos madurativos.
Enfoque neuropsicológico
En el campo de la intervención de los TEA, y desde una aproximación neuropsicológica, los
enfoques están determinados por el marco teórico que subyace a la concepción de
Desarrollo, lo cual ha conducido a la cuestión acerca de si un niño con esta condición sigue
o no la misma secuencia en su aprendizaje que un niño normal. De esta cuestión surgen
dos grandes hipótesis:
Hipótesis de la secuencia similar: Se asume las diferencias como variaciones normales
del proceso de adquisición, es decir, los niños tendrían una organización cerebral menos
madura pero no diferente. Las diferencias estarían dadas en los aspectos relativos a la
velocidad/rapidez con que el niño pueda realizar los aprendizajes.
Hipótesis del déficit: Bajo lal cual se considera que estos trastornos obedecen a una
organización cognitiva diferente. Esta concepción se relaciona con explicaciones causales
de orden neurobiológico, tales como aquellas que atribuyen dichos trastornos a fallas en el
desarrollo neuropsicológico, por deficiencias y/o problemas en la constitución y/o
funcionamiento de estructuras a nivel cortical que conllevan a déficit en los procesos
cognoscitivos (inherentes a procesos de lectura, escritura y cálculo matemático) que tienen
asiento en dichas estructuras.
Inicialmente surgieron programas que influyeron la intervención hasta la década de los años
70 basados en entrenamientos de procesos psicológicos básicos que partían del supuesto
de que las dificultades eran causadas por trastornos en uno o en varios de dichos procesos
interfiriendo el aprendizaje (percepción, atención, memoria, etc.). Es decir, se desarrollaron
enfoques que pretendían mejorar aspectos deficitarios en los procesos psiconeurológicos
considerados prerrequisitos del aprendizaje lo que conllevó a la formulación de programas
correctivos que atribuían por ejemplo, los problemas de aprendizaje de la lectura a
deficiencias perceptuales. Es decir, en cuanto la dislexia se consideraba como un trastorno
perceptivo-visual, las estrategias de intervención estaban dirigidas a mejorar las habilidades
de percepción y discriminación visual, el esquema corporal y la dominancia lateral, la
orientación y organización espacial. Los avances investigativos demostraron que dichas
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