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DISEÑO E IMPLEMENTACIÓN DE PROTOCOLOS DE INTERVENCION NEUROPSICOPEDAGÓGICA. FASE III
Especialización en Neuropsicopedagogía, VIII Cohorte - 2008
Según Gratch (2000) las alteraciones en el carácter que se observan en los trastornos
comportamentales, se relacionan con las innumerables dificultades en la convivencia con
otros, los riesgos que supone en la vida de una persona la impulsividad y el daño en la
autoestima debido al reiterado fracaso en la consecución de los logros propuestos; estos
son obstáculos que difícilmente pueden ser superados sin la ayuda que provee un
tratamiento psicoterapéutico. Resulta perjudicial para estos niños experimentar
crónicamente la sensación de fracaso en una de las principales etapas en que se forja la
autoestima de un sujeto. A esto se debe agregar el sentimiento de culpa que proviene de
percibir de muy variadas formas, los reproches por el sentimiento de frustración crónica de
los padres frente a las situaciones cotidianas que representa la crianza y el manejo de estos
niños. La consecuencia emocional en estos casos es un daño crónico en la autoestima que
suele conducir con mucha frecuencia a estructuras caracterológicas con un narcisismo
fuertemente dañado o su opuesto maniaco como manera de negar en forma omnipotente los
sentimientos de minusvalía o fracaso.
Los niños con trastornos del comportamiento comienzan a estar sometidos a constantes
críticas por parte de sus padres o de figuras significativas y experimentan la sensación de
reunir toda clase de defectos en su personalidad; la desmoralización a la que pueden llegar
en la adultez puede ser tan grande que su vivencia intima consistirá en que no importa que
hagan y como lo hagan, los resultados serán siempre malos. El cuadro psicológico que por
lo general acompaña a estos trastornos suele ser la depresión como consecuencia del
colapso narcisista experimentado por estos niños o niñas. Se sabe que los padres como
objetos externos significativos que participan de la crianza del niño son introyectados
transformándose en la estructura intrapsíquica llamada superyó (conciencia moral); lo que
en la infancia fuera una aspiración a ser amados y valorados por los padres se transforma
luego en la necesidad de ser amado por el superyó. Entonces como resultado del ligamen
con figuras significativas de la temprana infancia y mediante un mecanismo llamado
identificación se constituye esta instancia intrapsíquica (o superyó, que podrá amar o
reprobar al sujeto). Si el sujeto no cumple con los ideales de los padres, ahora
transformados en ideales de su superyó, corre el riesgo de perder el amor de estos de la
misma forma que pudo haber acontecido antes con los objetos externos. Si el sujeto no
puede ser como, se supone, se espera que sea, se queda fijado al deseo de colmar los
anhelos parentales que a partir de ese momento se le presentan como inalcanzables
(Gratch, 2000). Algunas teorías psicoanalíticas sustentan que los orígenes del trastorno
negativista desafiante pueden tener su fundamento en perturbaciones de la etapa que va de
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