11.05.2013 Views

Tempestades de acero

Tempestades de acero

Tempestades de acero

SHOW MORE
SHOW LESS

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

Ernst Jünger <strong>Tempesta<strong>de</strong>s</strong> <strong>de</strong> <strong>acero</strong><br />

contemplar ese astro en toda la pureza <strong>de</strong> su brillo. Aquel hombre era <strong>de</strong> estatura minúscula, <strong>de</strong>lgado<br />

como una araña, pelirrojo, y su cara estaba sembrada <strong>de</strong> pecas amarillas y verdosas; esto último le había<br />

valido entre nosotros el mote <strong>de</strong> «Marqués <strong>de</strong> Gorgonzola». Durante la guerra había adquirido costumbres<br />

extrañas. Así, solía pasar el día durmiendo y hasta que no anochecía no se <strong>de</strong>spabilaba; luego, a veces,<br />

vagaba a solas, como un fantasma, <strong>de</strong>lante <strong>de</strong> las trincheras alemanas e inglesas. También tenía la<br />

<strong>de</strong>sagradable manía <strong>de</strong> <strong>de</strong>slizarse en silencio hasta un centinela y disparar <strong>de</strong> repente junto a la oreja <strong>de</strong><br />

éste una bengala <strong>de</strong> iluminación; lo hacía, <strong>de</strong>cía, «para poner a prueba el valor». Por <strong>de</strong>sgracia su salud<br />

era <strong>de</strong>masiado débil para soportar una guerra; a ello se <strong>de</strong>bió sin duda el que poco <strong>de</strong>spués muriese en<br />

Fresnoy, a consecuencia <strong>de</strong> una herida que en sí misma carecía <strong>de</strong> importancia.<br />

También Eisen era muy bajo <strong>de</strong> estatura; pero, a diferencia <strong>de</strong> Hambrock, era gordo. Y como había<br />

crecido en el cálido clima <strong>de</strong> Lisboa —era hijo <strong>de</strong> un emigrante—, siempre estaba tiritando <strong>de</strong> frío. Por<br />

este motivo usaba un gran pañuelo a cuadros rojos para intentar mantener caliente la cabeza; el pañuelo<br />

pasaba por encima <strong>de</strong>l casco y luego era anudado bajo la barbilla. Eisen era muy aficionado también a<br />

llevar colgadas muchas armas en su cuerpo — a<strong>de</strong>más <strong>de</strong> un fusil que <strong>de</strong> continuo portaba, se metía<br />

<strong>de</strong>bajo <strong>de</strong>l cinturón todo tipo <strong>de</strong> armas blancas, pistolas, granadas <strong>de</strong> mano, así como una linterna, <strong>de</strong><br />

manera que, cuando uno se topaba con él en la trinchera, lo primero que pensaba era que se había<br />

tropezado con una especie <strong>de</strong> armenio. Durante cierto tiempo llevó también en los bolsillos <strong>de</strong>l pantalón<br />

algunas granadas ovoi<strong>de</strong>s, hasta que esta mala costumbre dio lugar a un inci<strong>de</strong>nte muy <strong>de</strong>sagradable que<br />

una noche nos contó. Había estado rebuscando en el bolsillo para sacar la pipa <strong>de</strong> fumar; ésta se había<br />

enredado en la cinta <strong>de</strong> una granada ovoi<strong>de</strong> y había tirado <strong>de</strong> ella. Y así, <strong>de</strong> repente, Eisen se vio<br />

sorprendido por el inequívoco chasquido sordo que suele anunciar el ligero siseo <strong>de</strong> la ignición <strong>de</strong>l<br />

<strong>de</strong>tonador, que dura tres segundos. En sus horrorizados esfuerzos por sacar el artefacto y tirarlo por<br />

encima <strong>de</strong>l parapeto se embrolló <strong>de</strong> tal manera en su propio bolsillo que hace ya mucho tiempo que<br />

estaría hecho pedazos si no hubiera sido porque, gracias a una suerte fabulosa, precisamente aquella<br />

granada no estalló. Medio paralizado, y bañado en sudores <strong>de</strong> angustia, vio cómo se le <strong>de</strong>volvía, como un<br />

regalo, la vida.<br />

Pero lo único que con ello consiguió fue un aplazamiento, pues pocos meses <strong>de</strong>spués murió<br />

combatiendo en Langemarck. También en su caso la voluntad tenía que suplir las <strong>de</strong>ficiencias <strong>de</strong>l cuerpo;<br />

era tan corto <strong>de</strong> vista como duro <strong>de</strong> oído, y, como pronto se <strong>de</strong>mostró en una pequeña escaramuza que<br />

tuvimos con el enemigo, era preciso, para que pudiera participar en la lucha, que sus hombres lo<br />

orientaran antes en la dirección a<strong>de</strong>cuada.<br />

Con todo, hombres <strong>de</strong> constitución débil, pero valientes, valen más que no cobar<strong>de</strong>s <strong>de</strong> constitución<br />

fuerte; una y otra vez se puso esto <strong>de</strong> manifiesto en muchas ocasiones durante las pocas semanas que<br />

pasamos en aquella posición.<br />

Sin duda cabría calificar <strong>de</strong> tranquila aquella zona <strong>de</strong>l frente. Pero los violentos tiros concentrados que<br />

a veces machacaban por sorpresa las trincheras <strong>de</strong>mostraban que la artillería no escaseaba. Los ingleses<br />

eran a<strong>de</strong>más muy curiosos y no pasaba semana en que no procurasen, por la astucia o por la fuerza, echar<br />

un vistazo a lo que nosotros hacíamos; para ello se servían <strong>de</strong> pequeños <strong>de</strong>stacamentos <strong>de</strong><br />

reconocimiento. Corrían entonces muchos rumores acerca <strong>de</strong> una gran «superbatalla <strong>de</strong> material», la cual,<br />

según se <strong>de</strong>cía, nos iba a proporcionar durante la primavera unos festejos enteramente distintos <strong>de</strong><br />

aquellos a los que nos había acostumbrado la Batalla <strong>de</strong>l Somme el año anterior. Para amortiguar la furia<br />

<strong>de</strong>l primer choque preparamos una vasta operación <strong>de</strong> repliegue. Voy a contar aquí algunos sucesos<br />

vividos por mí en este período.<br />

1 <strong>de</strong> marzo <strong>de</strong> 1917. Por la tar<strong>de</strong>, como teníamos un tiempo muy <strong>de</strong>spejado, hubo una agitada<br />

actividad artillera. Especialmente una batería <strong>de</strong> grueso calibre, cuyo tiro dirigían observadores situados<br />

en globos cautivos, arrasó casi completamente el tramo <strong>de</strong> trinchera encomendado a la tercera sección.<br />

Para completar mi plano <strong>de</strong> la posición me dirigí esa misma tar<strong>de</strong> a aquel sitio; fui chapoteando por la<br />

llamada «Trinchera sin Nombre», que estaba completamente inundada. Mientras caminaba hacia allá vi<br />

cómo caía a tierra <strong>de</strong>lante <strong>de</strong> nosotros un gigantesco sol amarillo, que arrastraba tras <strong>de</strong> sí un largo<br />

penacho <strong>de</strong> humo. Un avión alemán se había acercado a aquel fastidioso globo cautivo y lo había<br />

74

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!