11.05.2013 Views

Tempestades de acero

Tempestades de acero

Tempestades de acero

SHOW MORE
SHOW LESS

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

Ernst Jünger <strong>Tempesta<strong>de</strong>s</strong> <strong>de</strong> <strong>acero</strong><br />

camastro relleno <strong>de</strong> hierba fresca; experimentaba una curiosa e injustificada sensación <strong>de</strong> seguridad y<br />

escuchaba atentamente las explosiones que se producían a mi alre<strong>de</strong>dor; los golpes <strong>de</strong> las granadas hacían<br />

que se <strong>de</strong>sprendiese la arena <strong>de</strong> las pare<strong>de</strong>s. Otras veces salía afuera y <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el aposta<strong>de</strong>ro miraba el<br />

melancólico paisaje nocturno; contrastaba fantasmagóricamente con las ígneas apariciones a las que<br />

servía <strong>de</strong> pista <strong>de</strong> baile.<br />

En aquellos instantes me sentía invadido por un estado <strong>de</strong> ánimo que hasta entonces me había sido<br />

ajeno. En mi interior se anunciaba una transformación profunda, consecuencia <strong>de</strong> la duración<br />

insospechada <strong>de</strong> una vida vivida con toda tensión al bor<strong>de</strong> <strong>de</strong>l abismo. Las estaciones <strong>de</strong>l año se sucedían<br />

unas a otras, llegaba el invierno y más tar<strong>de</strong> venía otra vez el verano, y yo permanecía siempre sumido en<br />

la lucha. Me había cansado ya y estaba habituado al rostro <strong>de</strong> la Guerra; pero este mismo hábito hacía que<br />

viese los acontecimientos a una luz mortecina y distinta. La violencia ya no me <strong>de</strong>slumbraba tanto como<br />

antes. También notaba que el espíritu con que había partido hacia el frente se había gastado y ya no<br />

bastaba. La guerra planteaba unos enigmas más profundos. Fue aquélla una época extraña.<br />

El fuego enemigo castigaba relativamente poco la primera línea; <strong>de</strong> lo contrario, pronto se habría<br />

vuelto inhabitable. Los lugares principalmente bombar<strong>de</strong>ados eran la al<strong>de</strong>a <strong>de</strong> Puisieux y las hondonadas<br />

cercanas a ella; a última hora <strong>de</strong> la tar<strong>de</strong> el bombar<strong>de</strong>o habitual se transformaba en un ataque artillero por<br />

sorpresa <strong>de</strong> una <strong>de</strong>nsidad extraordinaria. Esto dificultaba en gran manera el relevo y la traída <strong>de</strong>l rancho.<br />

Granadas que hacían blanco por casualidad conseguían hacer saltar unas veces en un sitio y otras veces en<br />

otro un eslabón <strong>de</strong> nuestra ca<strong>de</strong>na.<br />

A las dos <strong>de</strong> la madrugada <strong>de</strong>l 14 <strong>de</strong> junio me relevó Kius, que había regresado al frente y mandaba<br />

entonces la Segunda Compañía. Nuestro período <strong>de</strong> <strong>de</strong>scanso lo pasamos junto al terraplén <strong>de</strong>l ferrocarril,<br />

cerca <strong>de</strong> Achiet-le-Grand; el terraplén protegía <strong>de</strong>l fuego nuestros barracones y abrigos. Los ingleses nos<br />

bombar<strong>de</strong>aron a menudo con proyectiles <strong>de</strong> tiro rasante y <strong>de</strong> grueso calibre; una <strong>de</strong> sus víctimas fue<br />

Rackebrand, sargento <strong>de</strong> la Tercera Compañía. Lo mató un casco <strong>de</strong> metralla que atravesó las <strong>de</strong>lgadas<br />

tablas con que estaba construida una barraca que había instalado en lo alto <strong>de</strong>l terraplén para que le<br />

sirviera <strong>de</strong> escritorio. Unos días antes había ocurrido una gran <strong>de</strong>sgracia. Un avión había <strong>de</strong>jado caer una<br />

bomba en medio <strong>de</strong> la banda <strong>de</strong> música <strong>de</strong>l 76° Regimiento <strong>de</strong> Infantería, ro<strong>de</strong>ada en aquel momento por<br />

un grupo <strong>de</strong> oyentes. Entre las víctimas se encontraban también muchos hombres pertenecientes a nuestro<br />

regimiento.<br />

Había en las proximida<strong>de</strong>s <strong>de</strong>l terraplén <strong>de</strong>l ferrocarril varios tanques que habían sido <strong>de</strong>struidos por<br />

los proyectiles disparados contra ellos; parecían naves encalladas. En mis paseos los examinaba con<br />

atención; también reunía a veces junto a ellos a mi compañía y la instruía en el modo <strong>de</strong> oponerles<br />

resistencia, así como en la táctica a emplear contra ellos y en los puntos vulnerables <strong>de</strong> aquellos elefantes<br />

bélicos <strong>de</strong> la batalla técnica, que aparecían con una frecuencia cada vez mayor. Algunos <strong>de</strong> los tanques<br />

llevaban nombres, símbolos y pinturas bélicas <strong>de</strong> tipo sarcástico o amenazador, y también mascotas para<br />

propiciar la buena suerte; no faltaban ni la hoja <strong>de</strong> trébol ni el cerdito <strong>de</strong> la buena suerte ni la calavera<br />

blanca. Uno <strong>de</strong> los tanques se distinguía por llevar también una horca, <strong>de</strong> la que pendía una soga con un<br />

nudo corredizo; aquel tanque se llamaba «Judge Jeffries». Pero todos estaban en un estado lastimoso.<br />

Durante el ataque, cuando aquellos colosos, para escapar a las <strong>de</strong>scargas <strong>de</strong> la artillería, se movían en<br />

líneas sinuosas sobre el campo <strong>de</strong> batalla como si fueran torpes escarabajos, sin duda <strong>de</strong>bía <strong>de</strong> ser<br />

sumamente incómoda la permanencia <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> la torreta blindada, con su maraña <strong>de</strong> tubos, palancas e<br />

hilos. Todo aquello me hacía pensar en los hombres arrojados al horno encendido. * El terreno estaba<br />

cubierto asimismo <strong>de</strong> calcinadas osamentas <strong>de</strong> numerosos aviones, señal <strong>de</strong> que en el campo <strong>de</strong> batalla<br />

aparecía <strong>de</strong> un modo cada vez más po<strong>de</strong>roso la máquina. Una tar<strong>de</strong> vino a posarse cerca <strong>de</strong> nosotros la<br />

gigantesca campana blanca <strong>de</strong>l paracaídas con que un aviador había saltado <strong>de</strong> su incendiado aeroplano.<br />

Dada la inseguridad <strong>de</strong> la situación, la Séptima Compañía hubo <strong>de</strong> regresar a Puisieux en la mañana<br />

<strong>de</strong>l 18 <strong>de</strong> junio; allí quedó a disposición <strong>de</strong>l jefe <strong>de</strong> las tropas combatientes, para transportar materiales y<br />

*<br />

La expresión «hombres arrojados al horno encendido» es seguramente una alusión <strong>de</strong> Jünger al pasaje bíblico (Daniel,<br />

3) en que se narra cómo Nabucodonosor arroja a un horno encendido a tres jóvenes judíos que se negaban a adorar su estatua<br />

<strong>de</strong> oro. (N. <strong>de</strong>l T.)<br />

152 152

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!