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Tempestades de acero

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Ernst Jünger El bosquecillo 125<br />

arma. Con terror acabo <strong>de</strong>scubriendo que ésta no se encuentra cargada o que se ha transformado en un<br />

instrumento completamente ina<strong>de</strong>cuado, como, por ejemplo, una pala o una pipa.<br />

Primera línea<br />

Durante la noche estuvimos oyendo cómo bombar<strong>de</strong>aban el Bosquecillo 125 con granadas <strong>de</strong> grueso<br />

calibre. El tiro se concentraba en ráfagas cortas y con ello adquiría la violencia propia <strong>de</strong> los elementos <strong>de</strong><br />

la Naturaleza. Era como si el ruido fuera causado por unos puñetazos muy fuertes — <strong>de</strong>masiado fuertes<br />

como para lanzarlos contra seres humanos. Hacia el amanecer se <strong>de</strong>senca<strong>de</strong>nó una tempestad; una<br />

acumulación <strong>de</strong> nubes pesadas la había anunciado ya el día anterior. En aquel momento parecía que nos<br />

encontrásemos <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> una cal<strong>de</strong>ra enorme contra la cual cayesen martillazos a la vez por arriba y por<br />

abajo. Esto me trajo a la memoria aquella inolvidable noche <strong>de</strong> la Batalla <strong>de</strong>l Somme en que la Guardia<br />

tomó al asalto Maurepas, también durante una tempestad, mientras nosotros, que nos encontrábamos entre<br />

las ruinas <strong>de</strong> Combles, pensábamos que iba a hundirse el mundo.<br />

Echado en mi camastro, me hallaba en un estado <strong>de</strong> duermevela y esto hacía que el estruendo<br />

adquiriese un matiz onírico y siniestro. Una batería enemiga <strong>de</strong>splazó su tiro hacia la izquierda; en las<br />

cercanías <strong>de</strong> mi abrigo empezaron a caer y explotar proyectiles, provocando un balanceo <strong>de</strong>l húmedo<br />

suelo y haciendo que <strong>de</strong> las pare<strong>de</strong>s <strong>de</strong> mi estrecho agujero se <strong>de</strong>sprendiese la arena. Dado el estado <strong>de</strong><br />

agotamiento en que me encontraba, sólo por breves instantes conseguía <strong>de</strong>svelarme y entonces me parecía<br />

que un animal terrible caminaba fuera por el campo, en medio <strong>de</strong> la tempestad, y buscaba a tientas mi<br />

cueva para <strong>de</strong>sgarrarla como si fuese un in<strong>de</strong>fenso nido <strong>de</strong> pájaros. Luego se me cerraban otra vez los<br />

ojos, pero en sueños continuaba teniendo la misma sensación y mi oído percibía todo lo que ocurría. En<br />

una ocasión entró precipitadamente en mi abrigo el centinela, que estaba calado hasta los huesos, y me<br />

informó <strong>de</strong> que había visto ascen<strong>de</strong>r un cohete rojo; pero yo seguí echado, contento <strong>de</strong> no ser el jefe <strong>de</strong> la<br />

compañía <strong>de</strong> reserva, que ahora, en medio <strong>de</strong> aquel temporal, se vería obligado a tomar una <strong>de</strong>cisión.<br />

Inmediatamente <strong>de</strong>spués oí una tormenta <strong>de</strong> fuego <strong>de</strong>senca<strong>de</strong>nada por nuestra artillería; poco <strong>de</strong>spués se<br />

calmó, sin embargo — aquello no había tenido, sin duda, ninguna significación especial.<br />

Por la mañana el paisaje ofrecía un aspecto gris e inhóspito; la tempestad había traído consigo un<br />

consi<strong>de</strong>rable <strong>de</strong>scenso <strong>de</strong> la temperatura. Continuaron cayendo <strong>de</strong> manera intermitente fuertes<br />

chaparrones, que no permitían ver nada. Cuando Otto me traía el café, oí cómo se abría paso chapoteando<br />

en charcos <strong>de</strong> un pie <strong>de</strong> profundidad; <strong>de</strong> la cortina hecha <strong>de</strong> plantas que cierra la entrada <strong>de</strong> mi abrigo caía<br />

a chorros el agua al suelo <strong>de</strong> la trinchera. En el lugar en que el bor<strong>de</strong> <strong>de</strong> ésta cortaba el cielo gris, lo único<br />

que los ojos veían eran nieblas y lloviznas; se oía un gorgoteo monótono, interrumpido a veces por el<br />

ruido causado por las pellas <strong>de</strong> barro al caer arrastradas por la lluvia; bandadas <strong>de</strong> insectos medio<br />

ahogados invadían mi habitáculo. Todas mis viejas heridas me dolían, y por ello no tenía ningunas ganas<br />

<strong>de</strong> salir fuera a mojarme; torné, pues, a envolver mis piernas en la manta y así permanecí hasta que<br />

terminé <strong>de</strong> redactar el llamado «Parte matutino». Me documenté principalmente en mi fantasía, ya que la<br />

libreta <strong>de</strong> partes <strong>de</strong>l oficial <strong>de</strong> servicio en la trinchera parecía haber caído varias veces al agua y resultaba<br />

imposible <strong>de</strong>scifrar lo allí anotado, aunque uno pusiera en ello su mejor voluntad.<br />

Luego tiré el café que me había traído Otto, pues tenía sabor a barro, y me preparé una taza <strong>de</strong> té; para<br />

ello recurrí a las reservas <strong>de</strong> una lata que arrebaté al enemigo durante la Gran Batalla y que suelo utilizar<br />

con mucha parsimonia. Aquella era una mañana apropiada para <strong>de</strong>dicarme a repasar la «esponja» — así<br />

llamamos aquí a las extensas circulares, <strong>de</strong> contenido casi siempre técnico, en cuyo encabezamiento se<br />

encuentran las palabras «Muy urgente» y que solemos <strong>de</strong>jar en un rincón cualquiera <strong>de</strong>l abrigo, don<strong>de</strong><br />

acaban formando un montón. El trato que damos a esos papeles se rige, pues, por la regla que dice que no<br />

existe ningún asunto urgente que no se vuelva más urgente todavía cuando se lo <strong>de</strong>ja reposar. Uno acaba<br />

echando su firma en aquellos papeles y remitiéndolos a otro sector <strong>de</strong> la compañía, don<strong>de</strong> sufren la misma<br />

suerte. Es la guerra <strong>de</strong> documentos, que durante los combates <strong>de</strong> posiciones ha alcanzado unas<br />

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