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Tempestades de acero

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Ernst Jünger <strong>Tempesta<strong>de</strong>s</strong> <strong>de</strong> <strong>acero</strong><br />

bandadas <strong>de</strong> atareadas ratas se <strong>de</strong>dicaban a roer los cadáveres <strong>de</strong> los infelices habitantes <strong>de</strong> la casa, un<br />

melocotonero que había sido <strong>de</strong>spojado <strong>de</strong>l muro en que se apoyaba y que extendía sus brazos<br />

<strong>de</strong>mandando auxilio, en los establos los esqueletos <strong>de</strong> los animales domésticos atados aún a sus ca<strong>de</strong>nas,<br />

en los <strong>de</strong>vastados jardines tumbas, y entre ellas, florecientes, profundamente ocultos entre los hierbajos,<br />

ajenjos, cebollas, ruibarbos y narcisos, en los vecinos campos graneros sobre cuyos techos proliferaban ya<br />

los cereales: todo ello atravesado por un ramal <strong>de</strong> aproximación medio <strong>de</strong>rruido y envuelto en el olor <strong>de</strong>l<br />

incendio y <strong>de</strong> la podredumbre. Pensamientos tristes asaltan al guerrero en tales lugares cuando recuerda a<br />

quienes poco tiempo antes los habitaban en paz.<br />

Como ya ha quedado dicho, la posición <strong>de</strong> combate formaba alre<strong>de</strong>dor <strong>de</strong> la al<strong>de</strong>a un estrecho<br />

semicírculo que quedaba unido a ésta por un ramal <strong>de</strong> aproximación; a su vez, la posición misma estaba<br />

dividida en dos zonas, que eran Monchy-Sur y MonchyOeste. Estas se articulaban, por fin, en los seis<br />

sectores encomendados a nuestra compañía, los cuales iban <strong>de</strong> la A a la F. El trazado en forma <strong>de</strong> arco <strong>de</strong><br />

la posición ofrecía a los ingleses una buena posibilidad <strong>de</strong> tomarla por el flanco; mediante un hábil<br />

aprovechamiento <strong>de</strong> esa posibilidad nos causaron muchas bajas. Para ello se servían <strong>de</strong> una boca <strong>de</strong> fuego<br />

que estaba escondida inmediatamente <strong>de</strong>trás <strong>de</strong> su primera línea y que disparaba shrapnels <strong>de</strong> pequeño<br />

calibre. El disparo y la llegada <strong>de</strong>l proyectil resultaban simultáneos para el oído; a lo largo <strong>de</strong> la trinchera<br />

se <strong>de</strong>slizaba brillante, cual si llegara <strong>de</strong> un cielo sereno, un enjambre <strong>de</strong> balines <strong>de</strong> plomo que con<br />

bastante frecuencia se cobraba un centinela.<br />

Con la finalidad <strong>de</strong> <strong>de</strong>jar claro el significado <strong>de</strong> algunas expresiones que se repetirán una y otra vez, lo<br />

primero que vamos a hacer ahora es darnos un paseo por las trincheras, tal como habían llegado a ser en<br />

esta época.<br />

Para acce<strong>de</strong>r a la primera línea, llamada sin más «la trinchera», penetramos en uno <strong>de</strong> los numerosos<br />

caminos o ramales <strong>de</strong> aproximación, cuya misión consiste en posibilitar una marcha a cubierto <strong>de</strong> los<br />

disparos hasta la posición <strong>de</strong> lucha. Estas zanjas, que con frecuencia son muy largas, conducen, pues,<br />

hacia el enemigo, pero su trazado es zigzagueante o ligeramente ondulado, para evitar que se las pueda<br />

batir a lo largo. Tras una marcha <strong>de</strong> un cuarto <strong>de</strong> hora atravesamos la segunda línea; corre paralela a la<br />

primera y está <strong>de</strong>stinada a que en ella se siga resistiendo en el caso <strong>de</strong> que el enemigo haya tomado la<br />

«trinchera <strong>de</strong> lucha» o «primera línea».<br />

La trinchera <strong>de</strong> lucha se distingue ya a simple vista <strong>de</strong> las instalaciones poco sólidas que surgieron al<br />

comienzo <strong>de</strong> la guerra. Hace ya mucho tiempo que ha <strong>de</strong>jado <strong>de</strong> ser una simple zanja; por el contrario, su<br />

profundidad es <strong>de</strong> dos o tres veces la altura <strong>de</strong> un hombre. Los <strong>de</strong>fensores se mueven, pues, como por el<br />

piso <strong>de</strong> una mina. Si quieren observar el terreno que se extien<strong>de</strong> <strong>de</strong>lante, o hacer fuego, suben al llamado<br />

«peldaño <strong>de</strong>l centinela»; a él se acce<strong>de</strong> por escalones cavados en la tierra o por anchas escaleras <strong>de</strong><br />

ma<strong>de</strong>ra. El peldaño <strong>de</strong>l centinela es una banqueta larga; se halla cavada en la tierra <strong>de</strong> tal manera que<br />

quien está <strong>de</strong> pie sobre ella sobresale con la cabeza <strong>de</strong>l nivel <strong>de</strong>l terreno. Cada tirador o fusilero está <strong>de</strong><br />

pie en el llamado «aposta<strong>de</strong>ro» o «puesto <strong>de</strong>l centinela», que es una especie <strong>de</strong> cavidad o nicho más o<br />

menos sólido; sacos terreros o una plancha <strong>de</strong> <strong>acero</strong> le ponen a cubierto la cabeza. La verda<strong>de</strong>ra<br />

observación <strong>de</strong>l enemigo se realiza a través <strong>de</strong> unas aspilleras diminutas por las que se saca el cañón <strong>de</strong>l<br />

fusil. Las gran<strong>de</strong>s cantida<strong>de</strong>s <strong>de</strong> tierra extraídas <strong>de</strong> la trinchera están amontonadas en la parte <strong>de</strong> atrás;<br />

forman allí un montículo que al mismo tiempo pone a cubierto las espaldas. Detrás <strong>de</strong> esos montículos <strong>de</strong><br />

tierra están instalados nidos <strong>de</strong> ametralladoras. En cambio, en la zona <strong>de</strong> <strong>de</strong>lante <strong>de</strong> la trinchera la tierra<br />

está siempre aplanada con todo cuidado, para que que<strong>de</strong> libre el campo <strong>de</strong> tiro.<br />

Delante <strong>de</strong> la trinchera se extien<strong>de</strong> la alambrada, casi siempre en varias hileras; es un confuso tejido <strong>de</strong><br />

alambres <strong>de</strong> pinchos y tiene como misión <strong>de</strong>tener al adversario, para así po<strong>de</strong>r batirlo tranquilamente<br />

<strong>de</strong>s<strong>de</strong> los aposta<strong>de</strong>ros.<br />

Ese obstáculo <strong>de</strong> alambre está cubierto <strong>de</strong> altos hierbajos silvestres, pues en los <strong>de</strong>solados campos<br />

comienza ya a pren<strong>de</strong>r una clase nueva y distinta <strong>de</strong> plantas. Las flores silvestres que antes crecían<br />

aisladas entre los cereales han conseguido ahora el predominio; acá y allá prolifera incluso el matorral<br />

bajo. También están cubiertos <strong>de</strong> plantas los caminos, pero éstos se <strong>de</strong>stacan con mayor niti<strong>de</strong>z que antes,<br />

pues sobre ellos se extien<strong>de</strong>n las redondas hojas <strong>de</strong>l llantén. Las aves se sienten muy a gusto en esta<br />

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