11.05.2013 Views

Tempestades de acero

Tempestades de acero

Tempestades de acero

SHOW MORE
SHOW LESS

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

Ernst Jünger <strong>Tempesta<strong>de</strong>s</strong> <strong>de</strong> <strong>acero</strong><br />

Me recibió con la amabilidad que yo había esperado. Até mi caballo, entré en la casa y compartí su<br />

cena: huevos, pan blanco y mantequilla. Esta última estaba colocada, muy apetitosa, sobre una hoja <strong>de</strong><br />

col. En tales circunstancias uno no se hace <strong>de</strong> rogar mucho tiempo, sino que se sirve enseguida.<br />

Hasta aquí todo habría marchado muy bien si no hubiera sido porque luego, al salir fuera, un miembro<br />

<strong>de</strong> la policía militar <strong>de</strong> campaña me enfocó con su linterna <strong>de</strong> bolsillo y me pidió la documentación. Mi<br />

conversación con los civiles, la atención con que había estado mirando las bombonas <strong>de</strong> gas, mi figura<br />

<strong>de</strong>sconocida en aquella región poco guarnecida, todo ello había hecho sospechar que yo realizaba tareas<br />

<strong>de</strong> espionaje. Naturalmente, había olvidado mi cartilla militar y tuve que <strong>de</strong>jarme conducir ante el rey <strong>de</strong><br />

Quéant. Este se hallaba todavía sentado, como <strong>de</strong> costumbre, a la mesa redonda.<br />

Allí la gente era comprensiva con aventuras <strong>de</strong> aquel género. Se comprobó mi i<strong>de</strong>ntidad y fui<br />

amigablemente recibido en el grupo. En esta ocasión aquel «rey» se me apareció a una luz distinta; era ya<br />

muy tar<strong>de</strong> y estaba contando historias acerca <strong>de</strong> las selvas tropicales, don<strong>de</strong> había dirigido durante mucho<br />

tiempo la construcción <strong>de</strong> un ferrocarril.<br />

El 16 <strong>de</strong> junio el general Sontag nos reenvió a nuestras unida<strong>de</strong>s <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> una breve arenga. De ella<br />

pudimos colegir que el enemigo estaba preparando una gran ofensiva en el frente occi<strong>de</strong>ntal; el ala<br />

izquierda <strong>de</strong> esa ofensiva se hallaría aproximadamente frente a la posición ocupada por nosotros. Era la<br />

Batalla <strong>de</strong>l Somme, que proyectaba ya sus sombras. Con ella terminaría el primer período <strong>de</strong> la guerra, el<br />

más sencillo; entrábamos ahora, por así <strong>de</strong>cirlo, en una nueva guerra. Aunque ciertamente nosotros no lo<br />

sospechamos, lo que hasta aquel momento habíamos vivido había sido el intento <strong>de</strong> ganar la guerra por<br />

medio <strong>de</strong> batallas campales al viejo estilo, así como el fracaso <strong>de</strong> ese intento, que quedó varado en la<br />

guerra <strong>de</strong> posiciones. Ahora se alzaba ante nosotros la guerra <strong>de</strong> material, con su gigantesco <strong>de</strong>spliegue <strong>de</strong><br />

medios. Y a finales <strong>de</strong>l año 1917 la guerra <strong>de</strong> material sería sustituida por la batalla mecánica, cuya<br />

imagen no llegó, sin embargo, a <strong>de</strong>sarrollarse por completo.<br />

Que algo tenía que estar tramándose lo vimos claro también nosotros cuando nos reincorporamos a<br />

nuestro regimiento, pues los camaradas nos hablaron <strong>de</strong> la creciente agitación que en el campo <strong>de</strong><br />

enfrente se notaba. Por dos veces había intentado una patrulla inglesa dar un golpe <strong>de</strong> fuerza en el Sector<br />

C, aunque sin éxito. Nos habíamos vengado con un ataque muy bien planeado contra el <strong>de</strong>nominado<br />

«Triángulo <strong>de</strong> las Trincheras»; lo llevaron a cabo tres patrullas <strong>de</strong> oficiales y en él cogimos algunos<br />

prisioneros. Durante mi ausencia, un balín <strong>de</strong> shrapnel hirió a Wetje en un brazo, pero poco <strong>de</strong>spués <strong>de</strong><br />

mi llegada volvió a tomar el mando <strong>de</strong> la compañía. También el abrigo que yo ocupaba había sufrido<br />

cambios en el intervalo. Un proyectil había dado <strong>de</strong> lleno en él reduciéndolo a la mitad y, en uno <strong>de</strong> los<br />

mencionados ataques por sorpresa <strong>de</strong> los ingleses, éstos lo habían limpiado arrojando <strong>de</strong>ntro granadas <strong>de</strong><br />

mano. Con mucho esfuerzo, mi sustituto había logrado salir fuera por el orificio <strong>de</strong> la claraboya <strong>de</strong><br />

ventilación, pero su or<strong>de</strong>nanza había muerto. La sangre <strong>de</strong>rramada podía verse aún en unas manchas<br />

marrones que había en las tablas <strong>de</strong> revestimiento <strong>de</strong> las pare<strong>de</strong>s.<br />

El 20 <strong>de</strong> junio se me or<strong>de</strong>nó que fuera a echar un vistazo a la trinchera enemiga, para comprobar si<br />

nuestro adversario estaba realizando labores <strong>de</strong> minado. Acompañado por Wohlgemut, sargento aspirante<br />

a oficial, Schmidt, cabo, y Parthenfel<strong>de</strong>r, soldado raso, sobre la media noche franqueé, escalándolas,<br />

nuestras alambradas, que eran bastante altas. El primer tramo lo recorrimos agachados; luego fuimos<br />

avanzando a rastras, todos juntos, por el terreno situado <strong>de</strong>lante <strong>de</strong> la trinchera enemiga, que estaba<br />

cubierto por una espesa vegetación. En aquellos momentos, mientras iba <strong>de</strong>slizándome sobre el vientre<br />

por entre la hierba cubierta <strong>de</strong> rocío y la maleza <strong>de</strong> los cardos, esforzándome con mucho miedo en evitar<br />

cualquier ruido, pues a cincuenta pasos <strong>de</strong>lante <strong>de</strong> nosotros se <strong>de</strong>stacaba en la oscuridad, como una franja<br />

negra, la trinchera enemiga, me vinieron a la mente recuerdos <strong>de</strong> las obras <strong>de</strong> Karl May, que había leído<br />

cuando estudiaba tercero <strong>de</strong> bachillerato. Una ráfaga disparada por una ametralladora lejana <strong>de</strong>scendió<br />

casi verticalmente sobre nosotros, crepitando. De vez en cuando se elevaba una bengala luminosa y<br />

esparcía su luz fría sobre aquel inhóspito rincón <strong>de</strong> la tierra.<br />

En un <strong>de</strong>terminado momento se escuchó a nuestras espaldas un fuerte rumor. Dos sombras se<br />

<strong>de</strong>slizaban a toda prisa entre las trincheras. Mientras nos preparábamos a lanzarnos sobre ellas,<br />

<strong>de</strong>saparecieron sin <strong>de</strong>jar rastro. Inmediatamente <strong>de</strong>spués, el trueno <strong>de</strong> granadas <strong>de</strong> mano que explotaban<br />

44

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!