11.05.2013 Views

Tempestades de acero

Tempestades de acero

Tempestades de acero

SHOW MORE
SHOW LESS

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

Ernst Jünger <strong>Tempesta<strong>de</strong>s</strong> <strong>de</strong> <strong>acero</strong><br />

El 3 <strong>de</strong> noviembre nos cargaron en vagones en la estación <strong>de</strong> Gits, bien conocida por nosotros <strong>de</strong>s<strong>de</strong><br />

nuestros primeros días en Flan<strong>de</strong>s. Allí volvimos a ver a las dos camareras flamencas, que ya no<br />

mostraban el mismo vigor <strong>de</strong> antes. También ellas parecían haber vivido entretanto muchos días <strong>de</strong><br />

aquella gran lucha.<br />

Estuvimos varios días en Tourcoing, una ciudad gran<strong>de</strong>, hermana <strong>de</strong> Lille. Por primera y última vez<br />

durmieron allí en lechos <strong>de</strong> pluma todos los hombres <strong>de</strong> la Séptima Compañía. Yo habitaba, una<br />

espléndida habitación en la casa <strong>de</strong> un magnate <strong>de</strong> la industria, situada en la Rue <strong>de</strong> Lille. Con una gran<br />

sensación <strong>de</strong> bienestar, permanecí sentado la primera noche en una poltrona, ante el fuego <strong>de</strong> una<br />

chimenea <strong>de</strong> mármol.<br />

Todo el mundo aprovechó aquellos pocos días para disfrutar <strong>de</strong> la existencia que tan duramente había<br />

conquistado en la lucha. Resultaba casi incomprensible que hubiésemos escapado a la muerte; gozando <strong>de</strong><br />

la vida en todas sus formas, nos convencíamos <strong>de</strong> que la habíamos ganado <strong>de</strong> nuevo.<br />

120 120

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!