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Tempestades de acero

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Ernst Jünger <strong>Tempesta<strong>de</strong>s</strong> <strong>de</strong> <strong>acero</strong><br />

mientras huían, sus botas altas, que habían <strong>de</strong>jado olvidadas. Tras este combate <strong>de</strong> asalto me metí en la<br />

cama, que aún guardaba el calor <strong>de</strong> su anterior ocupante; la mitad <strong>de</strong> ella se la ofrecí a mi amigo Kius,<br />

quien, carente <strong>de</strong> alojamiento, andaba errante <strong>de</strong> un lado para otro. Dormir en aquel mueble <strong>de</strong>l que por<br />

tanto tiempo habíamos carecido nos sentó tan bien que a la mañana siguiente nos <strong>de</strong>spertamos «tan<br />

frescos como antes».<br />

El Primer Batallón había sufrido poco en los pasados días <strong>de</strong> lucha y por ello era excelente nuestra<br />

moral cuando marchamos a pie hacia la estación <strong>de</strong> Douai. Nuestro punto <strong>de</strong> <strong>de</strong>stino era la al<strong>de</strong>a <strong>de</strong><br />

Sérain, don<strong>de</strong> íbamos a pasar algunos días <strong>de</strong> <strong>de</strong>scanso. La amable población <strong>de</strong> este lugar nos<br />

proporcionó buenos alimentos y ya la primera noche salía <strong>de</strong> muchas casas el alegre ruido <strong>de</strong> las fiestas<br />

con que los camaradas celebraban su reencuentro.<br />

Estas ofrendas a Baco, celebradas tras batallas en que el <strong>de</strong>senlace ha sido favorable, cuentan entre los<br />

recuerdos más bellos <strong>de</strong> los viejos guerreros. Y aunque <strong>de</strong> doce hayan muerto diez, es seguro que, en la<br />

primera noche tranquila, los dos últimos se encontrarán ante una botella, beberán silenciosamente un vaso<br />

a la memoria <strong>de</strong> los camaradas muertos y luego comentarán entre bromas las vivencias comunes. En estos<br />

hombres está viva una fuerza elemental que subraya, pero a la vez espiritualiza, la ferocidad <strong>de</strong> la guerra:<br />

el gusto por el peligro en sí mismo, el caballeresco afán <strong>de</strong> salir airoso <strong>de</strong> un combate. En el transcurso <strong>de</strong><br />

cuatro años el fuego fue fundiendo una estirpe <strong>de</strong> guerreros cada vez más pura, cada vez más intrépida.<br />

A la mañana siguiente vino Knigge a leerme unas ór<strong>de</strong>nes; hacia el mediodía saqué en claro <strong>de</strong> ellas<br />

que <strong>de</strong>bía tomar el mando <strong>de</strong> la Cuarta Compañía. En el otoño <strong>de</strong> 1914 había caído ante Reims, siendo<br />

miembro <strong>de</strong> ella, el poeta <strong>de</strong> la baja Sajonia Hermann Löns; tenía casi cincuenta años y se había<br />

presentado voluntario para marchar al frente.<br />

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